La revelación de Jesucristo

Amado Jesús, gracias por tu Palabra santa, quiero escucharla, leerla y ponerla por obediencia, solo así seré bienaventurado. Lléname de esperanza por todas las bendiciones que tienes guardadas, para los que esperamos tu Venida. Amén.

“Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas”. Apocalipsis 1:12-19

En el exilio del apóstol Juan, en la isla de Patmos, pasaba sus días en compañerismo con el Señor en una comunión plena con el Espíritu y en ese momento recibió la “Revelación de Jesucristo”, para manifestar a través de él, a su iglesia y a sus siervos, las cosas que iban a suceder en el futuro y que serían la culminación del ministerio de Jesús y el cumplimiento de su Palabra, con el establecimiento de su reino eterno.

Este mensaje dado a Juan es un estímulo, es vigente y es para la iglesia militante en esta generación. También se conoce como Apocalipsis. No es una revelación acerca de Jesucristo sino, la revelación hecha por Jesucristo mismo. Se compone de dos partes. “Apo” quiere decir “lejos de” y “kálypsis quiere decir “es un velo”. Lo que significa desvelar o revelar. Apocalipsis llegó a ser una palabra cristiana y se usa específicamente en la Revelación del poder y de la santidad de Dios que ha de venir en los últimos tiempos.

La vida discurre hacia la gran Revelación final en la que habrá juicio para los que no se hayan sometido a Dios, pero gracia, gloria y gozo para los que estén en Jesucristo. El tiempo del cumplimiento está cercano. Si la iglesia Primitiva vivía en la expectación de la Segunda Venida de Jesucristo, nosotros con mayor razón debemos estarlo. Y es la base de nuestra esperanza y la motivación para estar alertas, viviendo en comunión con Dios y guiados por su Santo Espíritu.

Hay siete bienaventuranzas o bendiciones para todos los cristianos:
– Son Bienaventurados los que leen, escuchan y obedecen la Palabra de Dios (Apo.1:3).
– Bienaventurados los que mueren en el Señor (Apo.14:13).
– Bienaventurado el que esta alerta y guarda sus vestiduras. (Apo.16:15).
– Bienaventurados los que están invitados a la cena de bodas del Cordero (Apo.19:9).
– Bienaventurados los que forman parte de la primera resurrección (Apo.20:6).
– Bienaventurados los que guardan las palabras de la profecía de este libro (Apo.22:7).
– Bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de vida y entrar por las puertas de la ciudad celestial (Apo.22:14),

Si esta Revelación está en su Palabra, el Señor no quiere que la ignoremos, tampoco que nos llenemos de temor, sino de esperanza, porque su regreso será la manera de conocerlo plenamente y de vernos cara a cara con Él por la eternidad.