La procrastinación. Parte 4
2023-05-28
1. Oración inicial
«Padre, quiero que mis actos sean coherentes con lo que profesa mi fe, pues quiero ser verdadero, en mis palabras, pensamientos, emociones y voluntad. Señor, en ocasiones he visto que aunque oro y pido tu consejo para hacer lo que te agrada y caminar conforme tu palabra, no termino actuando congruentemente, sino más bien procrastinando, ya no quiero seguir igual, por eso te pido Espíritu Santo de Dios que me ayudes a ser diligente en todo tiempo, pues más que un anhelo es lo que quiero experimentar en mi vida, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada.” Proverbios 13:4
3. Reflexiona
La persona que aprende a ser diligente vence la procrastinación, y ¿por qué lo decimos? porque el diligente obra o actúa con gran interés, esmero y eficacia a la hora de realizar sus tareas, no piensa en dejar las cosas para otro día, todo lo contrario, se caracteriza por ser rápido, pronto o ligero a la hora de hacer las cosas, de buscar una solución, o resolver un problema. Claramente la diligencia no fue una característica que pudimos observar en la vida de Jonás, pues en su actitud solo vimos (devocionales atrás) su mal hábito de procrastinar, y es aquí donde damos la gloria a Dios pues si no hubiese sido por Su misericordia y gracia abundante, otro hubiese sido el final de Nínive (Jonás 1:1-3; 3:4-10)
Lo maravilloso de escudriñar las Escrituras, es que en ellas se nos revelan cosas impresionantes, como las afectaciones negativas que se hubieran podido generar si Jonás no hubiera cumplido con su llamado, pues si observamos lo que sucedió con los marineros, quienes llevaban al profeta en su nave camino a Tarsis, nos daremos cuenta que a causa de la desobediencia de Jonás, toda la tripulación se estaba enfrentando a una gran tormenta que podría llegar a acabar con sus vidas; incluso si miramos al pueblo de Nínive, al ellos no haber podido escuchar el juicio de Dios, no hubiesen podido experimentar ni manifestar arrepentimiento hacia el Señor, lo que habría dado como resultado su total destrucción; éstas son consecuencias que podrían haberse manifestado si Jonás no hubiera actuado, y de igual forma sucede en nuestras vidas, pues al procrastinar más y más tiempo nuestro llamado, alguna tarea o actividad, puede llegarnos a afectar no solo a cada uno de nosotros, sino también a los demás.
Seguramente al evaluar nuestros comportamientos estaremos pensando: “Es momento de cambiar, debo dejar de procrastinar”, y es probable que éste sentir no solo lo hayas tenido en este momento, sino en diversas ocasiones, como por ejemplo: al anhelar una vida diaria llena de más fe y oración, de lectura de la palabra, de fiel congregación, de tomar decisiones adecuadas en momentos adecuados, de no dejarnos dominar por la ira, de aprender a comportarnos y actuar sabiamente, entre otras., y al meditar en todo esto, reflexionemos, ¿cuántas de esas cosas, que hemos anhelado, las estamos experimentando?, ¿será que acaso nos estará pasando como el hombre perezoso, mencionado en el pasaje principal, que no hace nada más sino soñar y desear, en pocas palabras procrastinar?; por eso el Señor exalta a quien es diligente, porque no solo anhela, sueña, sino que alcanza y prospera, pues trabaja y actúa permanentemente para obtenerlo (Proverbios 13:4; 12:27).
Hermanos, es tiempo no solo de orar, escudriñar y creer en lo que dice la Palabra, sino también de actuar, pues necesitamos ser en todo tiempo diligentes (Efesios 5:15-16).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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