La persona del Espíritu Santo
2015-12-12
1. Oración inicial
Amado Padre, gracias porque tu Santo Espíritu mora en medio de la iglesia y en la vida de cada creyente. Gracias porque entiendo que el Espíritu Santo es una persona de la misma esencia del Padre y del Hijo, revestido de poder y divinidad. Te amo Espíritu Santo. Amen
2. Lee la palabra de Dios
Jesús dice con respecto al Espíritu Santo: «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará con vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros»
3. Reflexiona
En el Nuevo Testamento el Espíritu Santo se nos muestra como un miembro de la Trinidad, semejante en todo sentido al Padre y al Hijo y, no obstante, siendo algo distinto a ellos. Esto no significa, de ningún modo, que hay tres dioses. Hay tres personas. Con todo, de una forma que trasciende y escapa a nuestro entendimiento, estas tres personas son también una sola.
Se define una persona como alguien que posee conocimiento, sentimientos y una voluntad, y esto es lo que se afirma sobre el Espíritu en Juan 14. Si el Espíritu fuese sólo un poder, esta promesa en realidad sería similar a algún tipo de compensación: «Yo me voy a alejar de ustedes, pero les voy a dar algo para compensar mi partida». Pero no es simplemente un poder. Es una personalidad que tiene conocimiento, porque conocerá las necesidades de los discípulos; que tiene sentimientos, porque se identificará con ellos en la tribulación; y que tiene una voluntad, porque se ha propuesto guiarlos en cumplimiento de la comisión de Dios.
La misión del Espíritu Santo, diferente a las misiones del Padre y del Hijo. Jesús señala esto claramente en su discurso final: «Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí» (Jn. 15:26).
Sin embargo el problema para muchos de nosotros bien puede no ser tanto la doctrina sobre el Espíritu Santo sino nuestra actitud hacia él. En teoría, muchos de nosotros creemos que el Espíritu Santo es una persona, la tercera persona de la Divinidad. ¿Pero lo concebimos en realidad así? ¿Pensamos alguna vez en él como persona?
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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