La paz

Señor Dios de verdadera paz, en medio de la tribulación, la persecución o circunstancias difíciles permíteme ver tu gloria y ser lleno de tu paz, lléname de ti como llenaste al apóstol Esteban, poder así mirar y sentir tu paz indecible que supera todo entendimiento.

«La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.», Juan 14:27
«Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.», Hechos 7:54-8:8

La paz de Dios es muy diferente a la que ofrece el mundo. Sentir la paz de Dios que supera todo entendimiento es sentir como describe el apóstol Pablo, en 2 Corintios 4:8-5:11, “que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;”. Como pudo Esteban estar en este estado tan maravilloso a pesar de estar a punto de morir? Fijo su mirada en el que “y llama las cosas que no son, como si fuesen» (Rom. 4:17), levanto su mirada al cielo y fijo su mirada en Jesús, pues El es el Dios de Paz.
Por lo tanto creer que alguien, o un sistema político de izquierda, centro o derecha, o una religión va a traer paz es entrar en discusiones inútiles e improductivas que solo llevan a divisiones y a inflar el intelecto; lo que Dios nos manda es a orar por lo gobernantes y por nuestro país, y a blindar a nuestra descendencia enseñándoles la palabra viva de Jesucristo. Si hemos de hablar que sea de Jesús y su palabra, brindando la mano al contradictor, al opositor, al que busca paz y no la encuentra. Que contradictorio es que los que tenemos la verdadera paz en nuestro corazón no la brindemos a quienes la están buscando y no la encuentran en ninguna parte.