La oración es una conversación

Padre Bueno, hoy me puedo acercar a ti a través de la oración, con la seguridad que tú inclinas tu oído al clamor de tus hijos y tomo tu Palabra para que me hables a través de ella, quiero ser sensible a tu voz y como te dijo el profeta: Háblame que tu siervo escucha. Te amo Señor. Amen

“Habla, Señor, que tu siervo escucha”, 1 Samuel 3:9 LBLA
“En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!”, Salmos 18:6

Muchas veces hemos sentido que nuestras oraciones no tienen poder, y que Dios no nos escucha. Y esto nos lleva a pensar con desánimo, que nada extraño puede ocurrir, y nuestra vida espiritual está marcada por la rutina. Pero Dios quiere hacer algo nuevo y poderoso con nuestra existencia y hay pautas que nos permiten escuchar la voz de Dios y desarrollar intimidad con Él, lo que sin duda, ayudará en nuestro crecimiento personal y espiritual.

Dios quiere hablarnos a través de la oración pero a muchos les cuesta trabajo reconocer que Dios quiere hablarles. Dios espera que saquemos tiempo para escucharle en medio de las múltiples ocupaciones. El mayor problema es que infinidad de personas han estado orando a un Dios que no conocen, porque pasan más tiempo hablando que escuchándole y ni siquiera han tomado conciencia que necesitan escuchar la voz de Dios.

Podemos cultivar amistad con Dios, pues él nos ama y se deleita al compartir tiempo con nosotros, la biblia dice: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” Dios nos oye atentamente.

La oración de poder demanda que conozcamos al Dios al que oramos y solamente lo conocemos a través de la Biblia, pues él mismo se da a conocer. Es necesario ser sensibles a la voz de Dios. El distintivo del cristiano comprometido, es su intimidad con Dios en oración y con su Palabra.