La oración, el gimnasio del alma
2016-09-20
1. Oración inicial
Mi Señor y mi Dios, hoy vengo humildemente ante ti para orar por esa necesidad grande que tengo y por la que no he recibido todavía la respuesta. Dame la fe suficiente para esperar y saber que contestarás conforme a tu voluntad, en el momento preciso. Anhelo tu regreso con oración, fe y esperanza. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”, Lucas 18:1-8
3. Reflexiona
Esta parábola cuenta con dos personajes muy antagónicos. En primer lugar un juez que aparentemente no era judío, sino un magistrado romano pagado y nombrado por Herodes. Y una viuda, que era el símbolo de todos los pobres y marginados. A menos que el demandante tuviera dinero o influencia podía sobornar al juez para que agilizara su proceso, podemos entender la demora del juez en decidir sobre el pleito y la insistencia casi insoportable de la mujer. Pero esa fue su arma, la insistencia, porque con ella consiguió su objetivo.
Jesús dice: “Si al fin y al cabo un juez injusto termina haciendo justicia a una viuda por cansancio, cuánto más Dios, que es un Padre amoroso, les dará a sus hijos lo que necesitan”. Jesús nos dice que no debemos desanimarnos, ni desmayar en la oración y mucho menos perder la fe, cuando no vemos la respuesta inmediata de Dios. Nosotros no sabemos lo que el futuro nos depara, pero Dios sí. Él sabe si nos conviene lo que estamos pidiendo, o si tenemos que esperar un poco para recibirlo. Pero lo cierto es, que como un Padre amoroso, nunca nos dará algo que pueda hacernos daño.
¿Estamos orando sin desmayar? No es una tarea fácil. Esa es una de las razones por las que mantener una vida efectiva de oración es difícil. Necesitamos un esfuerzo diario, para ser persistentes. No es una tarea fácil, porque Satanás siempre se opondrá a que oremos y hará todo lo posible para que no lo hagamos. Mediante la oración recibimos provisión, dirección, consuelo de Dios. Es el gimnasio del alma, donde nos confortamos y tenemos nuevas fuerzas. Es el canal del poder de Dios para nuestras vidas. Si Jesús necesitó orar y les dijo a sus discípulos que debían orar siempre, ¿qué en cuanto a nosotros?
Jesús se pregunta: “¿Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” ¿Qué le responderemos a Jesús? Si vivimos por fe no nos rendiremos. Sólo la oración nos hará crecer en carácter, fe y esperanza.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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