La obediencia a Dios es absoluta
2016-08-04
1. Oración inicial
Señor, sé que te amo, permíteme demostrarlo cada día obedeciendo tu Palabra, dame más hambre y sed de ti, para que permanezca siempre delante de tu presencia, buscando tu rostro, escuchando tu voz y haciendo lo que me pides. Quiero que mi obediencia produzca fruto y se pueda ver claramente que te manifiestas en mi vida y a través de ella. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”, 1 Samuel 15:22-23
3. Reflexiona
La verdadera fe se debe traducir en obediencia absoluta a Dios. Lo que nosotros hacemos pone de manifiesto en quién creemos. La fe es vivencia, no es solamente una declaración de principios. La verdadera fe debe llevarnos a obedecer, a producir fruto y a vencer cualquier situación. Aprestémonos a hacer lo que Dios demanda de nosotros. El que obedece siempre estará en comunión íntima con Dios, y es a éste a quien le revela sus planes. No seamos necios como el rey Saúl que obedeció a medias y esto es lo mismo que desobedecer, por eso el plan maravilloso que Dios tenía para Él se deshizo. No podemos pretender alcanzar nuestras metas si no obedecemos fielmente a Dios. No podemos alcanzar lo que anhelamos apartados de Él.
No podemos engañar a Dios sustituyendo la obediencia a la Palabra de Dios con una religiosidad formal. Escuchar la Palabra de Dios y no practicarla es lo mismo que rechazarla y por ende lo estamos rechazando a Él. Aquí, el profeta revela que los pecados de Saúl son la rebelión y la obstinación o sea, el rechazo a los mandamientos de Dios. Que Dios no nos halle haciendo lo mismo.
Si nuestro corazón no está totalmente arrepentido, si insistimos en hacer lo que nosotros pensamos y no lo que Dios nos dice, no amamos verdaderamente a Dios y nuestra vida cristiana es un ritual vacío, somos simples religiosos. Nuestra relación con Dios será vacía y estéril, a menos que tengamos una actitud de amor y de obediencia a Él. Entonces veremos grandes manifestaciones de Dios en nuestra vida. Recordemos lo que dice: Juan 14:21 “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”.
Seamos sabios, aprender sabiduría quiere decir aprender a pensar como Dios, estimar las cosas que el ama y rechazar las cosas que Él menosprecia.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn