La locura de la predicación. Parte 2

Señor quita toda religiosidad y fanatismo de mi vida, permíteme entender tu Palabra y llevarla a la práctica, mostrando tu amor a través de mi vida. Amén.

«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.», Efesios 2:8-9

Los religiosos y los ateos son lo mismo. Se les hace increíble que para salvarse o trascender el hombre no pueda y no tenga nada que hacer por si mismo. Dios lo hizo todo, no nuestra propia energía y concentración mental. Dios lo hizo todo, no los rituales que hacemos. Dios lo dio todo en la cruz e increíblemente, y para incomprensión del ser humano, sólo debemos creer en Jesús y recibirlo en nuestro  corazón como Salvador, mediante un arrepentimiento verdadero y  una decisión voluntaria. Según Romanos 10:10 y Juan 1:12, tenemos que nacer de nuevo recibiendo a Jesucristo como Señor y Salvador, creyendo verdaderamente en su nombre, esto quiere decir colocando toda nuestra confianza, esperanza y dependencia en Él. No es cambiando de religión, de iglesia o de denominación, como muchos creen hoy, sino abriendo la puerta de nuestro corazón a Jesús.
Jesús llama a la puerta de nuestro corazón la cual tiene la chapa de entrada de nuestro lado. ¿Girarás la chapa y le abrirás la puerta hoy para que entre el maestro?