La importancia de la compasión y el perdón
2018-01-26
1. Oración inicial
Señor Jesús, hoy quiero mirar mi vida y reconocer que soy pecador, líbrame de juzgar y condenar a otros por sus faltas. Dame maneras de ayudarlos, en lugar de lastimarlos. Cambia mi corazón, llévame a aceptar tu perdón y a ver a los demás con compasión. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“y Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Más esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. Juan 8:1-11
3. Reflexiona
¿Qué pasaría si todos nuestros pecados pasados, presentes, aparecieran en las noticias? Nos sentiríamos avergonzados pues tendríamos muchos dedos señalándonos ¿Se imagina la vergüenza de esta mujer al ser sorprendida en adulterio y su pecado proclamado a los cuatro vientos?
En este pasaje Jesús nos enseña la falta de compasión en que podemos caer al juzgar a los demás por sus faltas, estaríamos dañando a una persona a la que exponemos a la vergüenza. En estos tiempos la gente ha perdido el amor por el prójimo, por eso no es raro ver como a través de las redes sociales, juzgan y condenan sin verificar los hechos, dañando la reputación y la dignidad de los demás. Juzgan por las apariencias o condenan por cualquier acción o palabra que no fue apropiada decir en un momento, o simplemente por lo que ven, sin constatar lo que es verdad.
Jesús nos lleva a reflexionar cuando dice: “el que esté libre de pecado, tire la primera piedra”. Quiere que examinemos nuestro corazón y reconozcamos nuestras propias fallas que nos descalifican para juzgar a otros. No debemos pretender ser inocentes cuando sabemos que Dios conoce nuestros corazones y conoce nuestros pecados.
Pongámonos en el lugar de esa persona que lleva esa pesada carga de la culpa y seamos misericordiosos como Jesús. Sus palabras muestran una compasión vinculada con un enérgico mandamiento: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”.
No estaba pasando por alto su adulterio, pero la trató con amor a pesar de su miseria. Sólo Jesús es capaz de combinar justicia con una profunda compasión. Deberíamos aprender de Él, para tener un ejemplo de cómo tratar a nuestros semejantes.
Cuidemos nuestras palabras delante de otros, no seamos hallados juzgando a la ligera, porque podemos llegar a destruir vidas. Recordemos que esa era la clara intención de los escribas y fariseos. El Señor dice en Mateo 7:1 “No juzguéis, para que no seáis juzgados”. No quisiéramos que nuestros pecados salieran a la luz pública, resultaríamos de pronto siendo más culpables que otros.
Jesús es nuestro juez, nuestro abogado y nos ama a pesar de nosotros, siempre está dando la oportunidad de que reconozcamos delante de él cuán pecadores somos y cuánto necesitamos de su amoroso perdón. En vez de juzgar y condenar ayudemos a otros a ser rescatados de la muerte eterna, mostrándoles que Jesús es la única solución para quitar el pecado.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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