La gracia sobreadundó. parte 2
2024-07-21
1. Oración inicial
«Padre, gracias por ese día que me hablaron del evangelio y Cristo entró en mi corazón por medio de la fe. Creí y ahora hablo de ti, mi amado Jesús, anhelo vivir para amar al Padre y amar a mi prójimo como tú me amaste y diste tu vida por mi. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”, Romanos 5:19
3. Reflexiona
Los mandamientos y las ordenanzas eran un todo completo e inseparable. Cuando un Israelita pecaba y ofrecía el sacrificio requerido, era considerado irreprensible (Lucas 1:6, Filipenses 3:6). En la gracia nuestro sacrificio es Cristo y bajo la gracia Dios otorga la justicia que él mismo demandó bajo la ley (Romanos 3:21).
Ante la ley todo el mundo es culpable como explica contundentemente Gálatas 3:10-11: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;”
Por esto el contraste entre Adán y Cristo, donde Adán falló, Cristo triunfó: ”Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos” (Romanos 5:19)
La desobediencia de Adán nos condenó a todos, por la obediencia de Cristo somos constituidos justos, y esto implica liberación de la condena que exige la ley pero también libertad del pecado que nos esclaviza al perder éste el poder que tenía sobre nosotros: “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.” (Romanos 5:17), es decir que reinaremos sobre el pecado, los que recibimos la abundancia de la gracia y el don de justicia, esto ocurrió por la fe, pues ésta nos da entrada a esta gracia: “por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:2)
Que esta revelación del favor inmerecido de Dios, ahora actuando de manera permanente sobre cada uno de nosotros, en toda certeza, nos lleve a no practicar el pecado sino más bien a ocupar nuestro tiempo en compartir sobre la gracia, porque ya casi se cierra este tiempo de bondad para dar lugar al tiempo de la tribulación para todos los que rechacen la salvación de Dios en Cristo (Isaías 61:1-2).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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