La fe disipa el temor en las tormentas de la vida
2017-01-23
1. Oración inicial
Señor Jesús, hoy queremos mirarte con los ojos de la fe y entender que estas todos los días a nuestro lado, ayudándonos a calmar las tempestades de la vida. Quita todo temor de nuestro corazón que impide que nuestra fe sea efectiva. En las tormentas del diario vivir queremos descansar en tu presencia, amorosa que nos llena de paz.
2. Lee la palabra de Dios
«Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?», Marcos 4: 35-41
3. Reflexiona
Pensemos en Jesús y como sus discípulos lo despertaron para que los salvara del naufragio. El vio en ellos la preocupación e inmediatamente hizo calmar el viento y la tempestad. Pero ellos se olvidaron con quien estaban. A veces nos dejamos dominar de las emociones y quitamos la mirada de nuestro Dios y empezamos a ver las circunstancias desfavorables que nos rodean, como los discípulos nos amedrentamos.
Jesús contrasta el miedo con la fe. Al igualar el miedo con la falta de fe, significa cuanto podemos confiar en su poder en un momento de crisis, aunque nos olvidemos de quién tenemos dentro de nosotros, el poder que está presente y activo en Jesús por medio de su Santo Espíritu siempre estará ahí.
Decimos que tenemos fe cuando clamamos a Cristo por ayuda, pero es poca cuando el temor se apodera de nuestros corazones aunque Él este con nosotros.
Cualquiera que sea el problema podemos hacer dos cosas: preocuparnos y suponer que a Dios no le importa o resistir el miedo y confiar plenamente en Él.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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