La fe de los amigos
2017-05-12
1. Oración inicial
Amado Señor, gracias por la provisión de sanidad que me has dado a través de mi oración de intercesión. Acrecienta mi fe para creer que la oración mía, como justo, puede obrar para salvación y sanidad en los que me rodean. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad. Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema. Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. Entonces él se levantó y se fue a su casa”. Mateo 9:1-7
3. Reflexiona
En esta maravillosa escena un hombre es salvo y sano por la fe de sus amigos. Si no hubiera sido por ellos, este hombre no había llegado a la presencia sanadora de Jesús.
¿Estamos dispuestos a orar e interceder por nuestros amigos? El Señor dice en su Palabra que la oración del justo puede mucho. Nuestra oración puede cambiar las circunstancias, transformar vidas, solucionar problemas, sanar personas. Lo importante aquí es que creamos en la oración. Es la única que puede desatar el poder de Dios. A la fuerza no podemos hacer que una persona sea cristiana, pero podemos indicarle el camino y hacer todo lo posible para llevarla a la presencia de Cristo. A través de la oración podemos interceder delante de Dios por esa persona.
Para que nuestra oración sea eficaz es necesario que esté acompañada de una fe firme, creyendo que el Señor Jesucristo puede y quiere sanar. Una fe fuerte, que no ve obstáculos para llegar a Jesús, como en el caso de los amigos del paralítico; y una fe humilde, que espera siempre la respuesta oportuna. Dios ya ha hecho la provisión para la sanidad de todas nuestras aflicciones, de todas las experiencias desagradables que vienen desde lo externo y de todas las afecciones físicas.
A veces pensamos que no tenemos absolutamente nada para darle a Dios. Recordemos que siempre podemos sembrar la semilla de fe en otra persona con una oración motivada por el amor, por el gozo y el perdón y esperemos que Dios multiplique esa semilla en nuestra propia vida. Este tipo de oración salvará y sanará. La oración de fe siempre restaura cualquier aspecto de la vida.
Tenemos a un Dios extraordinario que oye nuestras oraciones de fe. Seremos bendecidos mientras bendecimos y nos damos a otros.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn