La esperanza viva que nos sustenta.
2020-09-16
1. Oración inicial
«Amado Padre, Señor y Dios de todo amor y de toda misericordia, te damos gracias porque por la gracia que nos has dado en Cristo Jesús, hoy vivimos con paciencia, las aflicciones del tiempo presente, plenamente conscientes de que no son comparables con la gloria venidera que nos tienes reservada en la libertad gloriosa de los hijos de Dios y porque, esta firme esperanza, nos ayuda a vivir mirando las cosas que no se ven y no las cosas que se ven, porque las cosas que vemos son efímeras pero las que no vemos son eternas. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” Romanos 8:18
3. Reflexiona
Para quienes creemos en Cristo Jesús y vivimos en obediencia a Él, hay una firme esperanza de que nos sustenta día tras día ante las vicisitudes de la vida humana y es la esperanza de la gloria eterna “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4:16-18)
Esa firme esperanza de la gloria eterna que nos está reservada debe conducirnos a recorrer el camino de la vida buscando lo que debemos buscar y mirando lo que debemos mirar, conscientes de nuestra identidad de hijos de Dios: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mirada en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo, en Dios. Cuando Cristo se manifieste en vuestra vida , entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.” (Colosenses 3:1-4)
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios, mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada, en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.” (1 Pedro 3-9)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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