La esperanza de la resurrección

«Señor Jesús, gracias porque tú te presentaste a mi vida y me has hecho testigo de tu amor y de la esperanza de tu resurrección, ayúdame a compartir esta esperanza en Amor. Amén»

“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” Juan 11:25-26
“Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros”…“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas.” Lucas 24:36,45-48

Cuando recibí a Cristo en mi corazón tenía trece años, un tío nos había invitado a la iglesia a la que él asistía, él ya está en la presencia de Dios, pero lo recuerdo con gratitud, porque fue la persona que llevó el evangelio a mi familia, y al creer en Cristo, cambió nuestro destino para siempre; hoy puedo tener la esperanza que tanto a él como a los familiares que ya han pasado a mejor vida en Cristo los volveré a ver. Recuerdo que aquel día, el Pastor que presidía la reunión preguntó si teníamos la seguridad del lugar al que iríamos al morir, e hizo la invitación para que por fe recibiéramos a Cristo y así pudiéramos tener esa seguridad de que al morir iríamos al cielo, a su presencia. Yo creí, y esa esperanza sigue viva en mi vida, hoy al escribir este devocional y al recordar el día de mi conversión, me doy cuenta que fue Jesús, a través de aquel Pastor, quien me decía personalmente “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26).
Jesús resucitó, él se apareció a sus discípulos, y les explicó que lo que le había sucedido estaba escrito y era necesario que sucediera, pues debía padecer, morir en una cruz para pagar el precio de nuestros pecados, pero al tercer día resucitaría, y que entonces se predicaría en todas las naciones el arrepentimiento y perdón de pecados, (Lucas 24:45-48), aquellos discípulos fueron testigos de la resurrección de Cristo y compartieron esta buena nueva, por eso hoy podemos tener esperanza al saber que en Cristo tenemos vida eterna. Hermanos, que como aquellos discípulos, al ser testigos del amor de Cristo, compartamos de la esperanza de su resurrección.