La esperanza a que nos ha llamado
2017-04-19
1. Oración inicial
Gracias amado Padre por el plan que tienes para mí. Tu plan es eterno por eso quiero poner mi mirada en las cosas de arriba donde está Cristo, entendiendo que tu poder para vivir la vida cristiana está en mí, llenándome de la esperanza de que soy heredero de todas tus riquezas en gloria y que mi destino es reinar con Cristo. Amén
2. Lee la palabra de Dios
Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza”. Efesios 1:17-19
3. Reflexiona
Los cristianos somos cortos de vista, nuestra perspectiva de la vida a veces está distorsionada por los falsos valores. Vivimos en un mundo donde las metas son la prosperidad material, la seguridad, el placer, el prestigio, etc. Esa atmosfera que nos rodea hace ver la vida cristiana como algo difícil, donde cuesta ser espiritual y poder cumplir con nuestras metas espirituales. Vemos muy remoto el cielo. El futuro se reduce al día de mañana, a la próxima semana, a los próximos años.
Somos como esas personas que se miran en los espejos curvos y sus imágenes se distorsionan viéndose grotescas y fuera de la realidad. Cuando miramos la vida desde nuestros extraños espejos parece como si nada fuera a cambiar, el aquí y ahora nos abruma, nuestros problemas y nuestro futuro son inciertos.
Necesitamos vernos en el espejo de Dios. Un espejo fidedigno que nos muestra como Dios nos ve y nuestra realidad espiritual. Son tres cosas que debemos ver a través del espejo de su Palabra: La esperanza que tenemos por delante, que es un Cristo triunfante que volverá por nosotros, lo que valemos para Él, al haber sido redimidos y comprados con la sangre preciosa de Jesús y el maravilloso poder que tenemos dentro de nosotros, que fue el que levantó a Cristo de entre los muertos y que ahora está a nuestra disposición porque obra en todo creyente que lo cree.
La esperanza que tenemos es estar en el triunfo final de Cristo. También la de vivenciar la inmortalidad y revestirnos de vida. El mal será vencido y juzgado por completo. Para los cristianos el futuro debe significar algo más que el mañana, o que algunos años por delante, porque Cristo vuelve. Esta es la esperanza a la que debemos abrir los ojos para alentar nuestros espíritus.
La esperanza de Cristo es la base de la vida cristiana y representa nuestra realidad definitiva. Somos su gloriosa herencia. Cuando entendamos que somos infinitamente preciosos para Dios, toda nuestra actitud hacia la vida va a cambiar.
Necesitamos que Dios abra nuestros ojos espirituales, para que veamos el grandioso poder que opera en nosotros y que podrá transformarnos radicalmente y darnos la fuerza para vivir nuestra vida espiritual en victoria.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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