La espada del creyente
2016-11-08
1. Oración inicial
Señor gracias por tu Palabra, que alumbra mi vida de manera cierta. No me da temor ir a tu presencia para que tú reveles todo aquello que necesito cambiar y entregarte a ti para ser limpiado y corregido. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.», Hebreos 4:12-13
3. Reflexiona
Ante la Palabra de Dios queda expuesto toda intensión del corazón del hombre; si queremos conocernos a nosotros mismos, no tenemos que buscar dentro de nosotros, como dice la filosofía de la nueva era, sino conocer la Palabra de Dios. Si intentamos conocernos a nosotros mismos, ¿qué encontraremos en nuestro corazón? No lo podríamos hacer, la Biblia misma enseña en Jeremías 17: 9 que “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”. Nos engañamos a nosotros mismos si pretendemos a través de las filosofías y prácticas de la nueva era, la meditación, el yoga, o cualquier filosofía humana, encontrar la verdad, la tranquilidad o la sabiduría.
Jesús mismo es el único que ha dicho y probado que Él es la verdad en sí mismo, el poder y la sabiduría de Dios. Contrario a la falsa enseñanza que dice “hombre conócete a ti mismo y conocerás el universo y los dioses”. La Palabra de Dios enseña claramente que no somos dioses, que somos criaturas limitadas, dependientes de Dios (Job 26.), pero libres de escoger la verdadera vida o seguir muertos en vida; así que la frase quedaría condensada como está escrito en Mateo 11:25 “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”. El conocimiento de la Palabra de Dios nos debe llevar a conocer a Cristo y a tener una relación personal e íntima con el Salvador y Señor, Él nos mostrará cada día, aquello que no está bien en nosotros, que nos hace daño y debemos extirparlo, eliminarlo como un tumor maligno. En la luz de su Palabra las tinieblas son expuestas, si nos dejamos tratar por su luz de amor creceremos cada día en su conocimiento y vivir una vida integra, al poner en práctica sus enseñanzas. Por esto, la espada del creyente, que es la Palabra, debe pasar más tiempo penetrando y desnudando nuestro corazón, más que el de los demás.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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