La cruz
2019-08-31
1. Oración inicial
Padre, hoy llevo a la cruz todo aquello que me mantiene esclavo: mi egoísmo, toda mentira y todo orgullo. Cada día quiero llevar a la cruz aquello que no te agrade, muéstrame todo en lo que no te obedezca y guíame para vivir sólo para ti.
2. Lee la palabra de Dios
“Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”, Marcos 8:34
“quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”, 1 Pedro 2:24
3. Reflexiona
La crucifixión era un sistema de ejecución romano para esclavos, rebeldes y delincuentes; para el pueblo Judío aquel que fuera colgado en una cruz era considerado bajo maldición (Deuteronomio 21:23). Era un sistema de muerte lento y agobiante, el cual sufrió nuestro Señor Jesús por nosotros para el perdón de nuestros pecados.
Para los cristianos, la cruz es símbolo de renuncia al pecado, es el momento exacto donde abandonamos la vieja forma de vivir, donde morimos juntamente con Cristo para poder resucitar con Él. Como dice en Romanos 6:6 «sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado».
Cuando tomamos la cruz, estamos renunciando a nosotros mismos, a hacer lo que agrada a sí mismo para hacer lo que agrada a Dios (Romanos 15:1-3).
Si bien hay un momento, el más importante de nuestra vida, en donde por medio de la fe en Cristo somos hechos nuevas creaciones, tomar la cruz es algo que hacemos día a día (Lucas 9:23) cuando renunciamos a nuestros propios deseos, e implica una respuesta de nuestra voluntad, una decisión diaria de seguir a Cristo, por encima de todo lo demás (Mateo 19:16-26).
La cruz no es un símbolo místico que debamos llevar colgado, es algo espiritual que hacemos a diario con nosotros mismos, dejando atrás las cosas del mundo, viviendo de manera prudente, justa y piadosa, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, aguardando nuestra esperanza sólo en Cristo (Tito 2:12-13).
¿Vivimos para nosotros mismos o para agradar a Dios? ¿A qué cosas en nuestra vida no hemos renunciado y nos siguen esclavizando? Hay que llevarlas de inmediato a la cruz.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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