La consideración de Jesús
2017-05-09
1. Oración inicial
Señor Jesucristo, que privilegio tan grande haberte recibido en mi corazón y saber que moras en él. Quiero conocerte cada día más y descubrir la riqueza inagotable de tu presencia. Llévame al crecimiento y a la madurez espiritual que necesito, para
comprender claramente, cuál es tu propósito para mi vida. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea”. Marcos 8:22-26
3. Reflexiona
En este pasaje nos encontramos con un hombre totalmente ciego, los amigos lo traen a Jesús para que lo toque, ya ellos habían visto a Jesús imponiendo las manos y sanando a muchas personas. Esta vez Jesús no quiso hacer la sanidad frente a todos. Se llevó al ciego fuera del pueblo para estar a solas con él. Si era la primera vez que iba a ver, Jesús quiso que ese impacto no fuera tan aturdidor, pues estaba rodeado de muchas personas.
Jesús era sabio y consideró que sería mucho mejor, si se le podía llevar a un lugar en el que la sorpresa y la emoción de ver no fueran tan repentinas. Una característica de Jesús es la consideración, él mira más allá de lo que nosotros vemos, mira en lo íntimo de la mente y el corazón de las personas; comprende sus temores y sus esperanzas; literalmente siente nuestro dolor y nuestro miedo.
Usa un método totalmente distinto a los que usó con otros ciegos que había sanado. Escupe sobre sus ojos. La saliva en el oriente era considerada con poder sanador. Esa creencia no es tan extraña si tenemos presente que nuestro primer instinto es meternos en la boca o chupar un corte o una quemadura para aliviar el dolor. Usó un método para curarle que el ciego pudiera comprender. Este fue un milagro que se produjo gradualmente, el ciego recobró la vista lentamente.
Podemos ver claramente que el Señor tiene especial cuidado con cada uno de nosotros. El ve nuestros problemas, nuestras dificultades y entra en nuestro corazón y nuestra mente para ayudarnos. Es nuestro Dios personal, que se ocupa de cada uno en particular.
Aquí también hay una verdad espiritual. No hay nadie que perciba toda la verdad de Dios de una vez. Uno de los peligros de cierto tipo de evangelismo es el de suponer que cuando una persona acepta a Cristo ya es cristiana madura. La vida cristiana es un proceso que debe avanzar lentamente hasta la madurez. A veces nos olvidamos de esto y podemos juzgar o tratar a los demás sin consideración.
Cuando tomamos la decisión por Cristo empezamos a descubrir sus riquezas espirituales que son inagotables y podemos decir que cada día, no importa los años que llevemos en la vida cristiana, necesitamos seguir creciendo en la gracia y aprendiendo más y más acerca de Jesucristo.
La verdad es que esto debe motivarnos a continuar, porque necesitaremos la eternidad para conocerlo como él nos conoce.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn