La bondad y la generosidad. Parte 3
2018-10-02
1. Oración inicial
Precioso Dios, alabo y glorifico tu santo nombre, pues tu bondad y amor están siempre sobre mí, has abierto tu mano para colmarme de todo bien, has suplido todo faltante conforme a tus riquezas en Gloria en Cristo Jesús, gracias Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Filipenses 4:19
3. Reflexiona
Dios es el mejor ejemplo de generosidad. Es tan misericordioso “que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:45b). Escrito está que a todos nos da: “pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:25b). Con seguridad Dios suple todo faltante de sus hijos.
Pero, el más extraordinario regalo de Dios, ha sido enviarnos a Jesucristo como una muestra de su incomparable amor, dice la Biblia: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16). Nadie puede afirmar que merece tal regalo, por tanto tenemos que impregnarnos de esa generosidad como acción de gracias a Dios.
Pablo fomentó la generosidad con estas palabras: “Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.” (Hebreos 13:16). Al Creador le complace mucho que utilicemos nuestro tiempo, fortaleza y recursos económicos para ayudar a los demás. Sin lugar a dudas, Dios ama el espíritu generoso.
Dios es generoso y cuando entendemos su generosidad, podemos comenzar a ser generosos con los demás, y no solo en determinadas épocas o en momentos de desastres, sino todos los días, como un hábito en nuestro diario vivir; y no se trata de la cuantía, se trata de la actitud, pues los verdaderos cristianos buscan oportunidades para proveer.
Hermano, recuerda que la generosidad no se trata sólo de bienes materiales, regala también un poco de tu tiempo a tu familia o tus amigos, será muy bien recibido y apreciado. Piensa también que a tu alrededor hay personas que anhelan un abrazo, una oración, una palabra de aliento y esperanza, esto nos va a mover a hacer lo que hacía Jesús, servir a otros.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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