La bondad y la generosidad. Parte 2
2018-10-01
1. Oración inicial
Oh Amado Dios, todo cuanto tengo te pertenece, todo viene de tu mano. Guíame a compartir con generosidad con mi prójimo. Bien sé, oh Dios mío, que tú examinas el corazón, y que te complaces en la bondad y generosidad, por tanto con alegría de corazón compartiré todo cuanto pueda. Te amo Señor Jesús, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado” Proverbios 11:25
3. Reflexiona
La importancia de la generosidad quedó manifiesta en los inicios de la era cristiana, cuando “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo.” (Hechos 2:44-47a). No hay duda de que la iglesia del primer siglo tenía un espíritu extraordinariamente generoso.
Muchos ejemplos de generosidad encontramos en la biblia. Por ejemplo los macedonios, aun siendo pobres, contribuyeron por encima de sus posibilidades en favor de sus hermanos necesitados de Judea. La biblia dice: “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad”. (2 Corintios 8:1-7). Los filipenses se destacaron por apoyar el ministerio de Pablo: “Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. (Filipenses 4:15, 16). Y en la congregación de Jerusalén, donde a diario se distribuían alimentos a las viudas necesitadas, los apóstoles nombraron a siete hombres capacitados para que se encargaran de que no se pasase por alto a ninguna viuda que mereciera tal ayuda (Hechos 6:1-6). Qué grandiosa manifestación de generosidad al prever las necesidades ajenas. Pero nunca des para que te aplaudan y toquen trompeta delante de ti, hazlo en secreto y el reconocimiento vendrá de Dios en público.
Hermano, de ahora en adelante adquiere un espíritu dadivoso. Por tanto, piensa generosamente, habla generosamente y actúa generosamente. Planifica ser generoso, este es el secreto para tu abundancia integral.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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