La bondad y la generosidad. Parte 1
2018-09-30
1. Oración inicial
Padre Amado, sé que tu deseo es que mi corazón practique la bondad y la generosidad con mi prójimo, por eso te ruego ayúdame a tomar esta actitud, ayúdame a dejar todo deseo de egoísmo y avaricia; y ante tus ojos, yo sea un dador alegre. Te amo Señor Jesús, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”, 2 Corintios 9:7
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”, Lucas 6:38
3. Reflexiona
El ser humano por su propia naturaleza es egoísta pero debe aprender a ser generoso con el prójimo, pues no todo consiste en recibir, sino también en dar y compartir. Así pues, la generosidad debe cultivarse. Lucas enseñó: “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35)
La bondad y la generosidad tienen trascendencia en la eternidad, tienen un valor muy importante en el reino de los cielos. Sin embargo, hoy se han desestimado los buenos valores y se han cambiado por los deseos pasajeros y egoístas que el mundo ofrece, y tristemente esta situación ha sido adoptada por algunos hijos de Dios que se preocupan más por el bienestar propio que por cubrir las necesidades de su prójimo.
Jesús mismo nos exhorta a practicar la generosidad cuando dijo: “A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva”. (Lucas 6:30). En la práctica no es fácil hacerlo, pero podemos estar completamente seguros de que la recompensa es grande y sobre todo seremos testimonio viviente del carácter de Jesucristo y muchos de nuestros amigos serán animados para seguir el camino del Señor.
El apóstol Pablo les escribía a los corintios “Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios”. (2 Corintios 9:11). Pensemos que cuando actuamos con generosidad y bondad, siempre habrá un corazón dando acción de gracias a Dios, más que a nosotros mismos.
Hermano, si entregas algo tu mano se abre para dar y queda abierta para recibir, esto es una verdad ciertísima, llamada la ley de la siembra y la cosecha. Practica el dar, y se te dará.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn