La alegría de dar
2015-12-15
1. Oración inicial
Padre Amado todo lo que tengo es tuyo, permíteme siempre abrir mi mano para dar y dar con alegría de corazón. Señor que nunca mi corazón se aferre a las cosas materiales, quiero llegar a tu presencia con mis manos llenas de bendición porque se abrieron para dar. Te amo Señor. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Cada uno presentará su ofrenda conforme a la bendición que Jehová, tu Dios, te haya dado”
“Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre”
3. Reflexiona
Hay cientos de historias en el mundo de personas dadivosas. Veamos la siguiente: La película ganadora de un Óscar, La lista de Schindler, es la historia de los esfuerzos de un hombre por sacar el máximo de una oportunidad extrema. Como director de una fábrica de munición en Alemania, Schindler decidió usar su puesto para salvar vidas. Empleándoles en su fábrica, Schindler podía rescatar condenados judíos a las cámaras de gas. Pero mantenerlos era costoso. Poco a poco, vendió sus posesiones personales para mantener el negocio a flote. Al final de la historia, los nazis son derrotados. El verdadero alcance de los esfuerzos de Schindler se revela al final, cuando se cuentan los muertos y los vivos vuelven a la libertad. En una escena, en la que Oskar Schindler está arrodillado junto a los rieles del tren que condujeron a miles de judíos a la muerte, le asalta un pensamiento alarmante: podía haber salvado a algunos más. Abrumado por el pesar, se lamenta de los pocos bienes que le quedan. Si hubiera sabido cuándo iba a terminar la guerra, podría haber hecho más. Pero ahora era demasiado tarde. Oskar Schindler es un héroe. Se le atribuye haber salvado más vidas durante la Segunda Guerra Mundial que cualquier otra persona. Pero curiosamente, él solo podía pensar en lo que no había conseguido hacer; deseaba haber hecho más.
Podemos aprender una lección muy poderosa sobre el dar, a través de este hombre. Porque de la misma manera, incluso dadores alegres mirarán hacia atrás en sus vidas y desearán haber hecho más. Y para los que nunca dieron nada, o dieron menos de lo que podían, imagina sus pensamientos cuando estén delante de Dios en la auditoría final para dar cuenta de lo que hicieron con su dinero, y sean recompensados de conformidad a su generosidad.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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