La actitud correcta al buscar a Dios
2019-01-04
1. Oración inicial
Señor, permite acercarme a ti con reverencia santa, con un corazón humilde y dispuesto, reconociendo tu grandeza. Pon guarda en mi boca para no proferir palabras necias, promesas que no voy a cumplir. Ayúdame a escucharte y no decirte lo que pienso que debes hacer. Quiero depender cada día de tu Espíritu, para que me guie, me corrija y me capacite para hacer tu voluntad. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio. Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?», Eclesiastés 5:1-6
3. Reflexiona
Adorar a Dios y prometer a Dios es algo que no podemos hacer a la ligera. Aquí se nos dice cuál es la actitud correcta para entrar en la presencia de Dios. Nuestra relación con Dios no debe ser estropeada por una inapropiada disposición, que hará que nos alejemos de una verdadera comunión.
No nos precipitemos ni con los labios ni con los pensamientos, acerquémonos con reverencia, reconociendo que estamos delante del Dios Soberano, Creador de todo y nuestro Hacedor. Seamos prudentes al orar, pues las muchas preocupaciones nos hacen decir tonterías, nuestras oraciones se vuelven repetitivas y sin sentido. Hay momentos cuando llegamos ante Dios en los que hay que callar, es la única forma de poder escucharlo, meditar en su Palabra y dejar que el Espíritu de Dios se mueva en nuestro interior, mostrándonos nuestro pecado y colocando en nosotros un verdadero arrepentimiento para ser corregidos y moldeados, de lo contrario las promesas que le hacemos a Dios se volverán vana palabrería y será muy difícil cumplirlas.
Es igual que cuando vamos a hacer un voto a Dios, debemos ser prudentes, pues hacerlo implica una total consagración, una decisión de mi voluntad a agradarlo de verdad, un cambio radical y una renuncia a todo lo que me impide hacer su santa voluntad. El voto es una promesa que se le hace a Dios, es obligante y hay que reflexionar antes de hacerlo, no nos apresuremos a proferirlo.
Cada año nuevo este es nuestro problema, empezamos a prometer cosas que queremos hacer, pero si no hay un verdadero compromiso para hacerlo, una voluntad firme de cambiar, nuestras promesas son sólo palabrería. Las oraciones sin sentido nos llevan a cometer errores porque empezamos a divagar en nuestros pensamientos y a decir cosas que muestran la necedad de nuestro corazón y pecamos contra Dios.
Es mejor obedecer los preceptos de Dios que ofrecer el sacrificio de los necios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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