Jesús sana la ceguera espiritual
2018-06-09
1. Oración inicial
Gracias Señor Jesús por quitar mi ceguera espiritual, por trasladarme de las tinieblas a tu luz admirable, quiero ser testimonio de tu amor y poder, y compartir a otros lo que has hecho en mi vida. Hazme obediente a tu Palabra para recibir tu bendición. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?”, Juan 9:1-8
3. Reflexiona
¿Alguna vez hemos pensado que es ser ciego de nacimiento? Es estar en oscuridad, nunca haber visto la luz, ni a los seres queridos, ni los colores, ni las flores, ni los animales, etc. La ceguera espiritual es semejante, no podemos ver la luz de Dios, no podemos ver a Cristo, no podemos ver a nuestros semejantes como Él quiere que los veamos y no disfrutamos de todo lo que nos rodea porque vivimos en conflicto y desarmonía, totalmente carentes del amor de Dios.
Cristo está cerca y es el único que puede sanar nuestra ceguera. En el caso de este ciego de nacimiento, los discípulos pensaban que era por causa del pecado y le preguntaron a Jesús. El pecado siempre produce sufrimiento, pero en este caso su ceguera no era por causa del pecado, Dios había permitido su ceguera para manifestar su obra en la tierra a través de Jesucristo. Dios quiere que las personas conozcan de su amor y poder.
Jesús hizo lodo y lo untó en los ojos del ciego y después le dio la orden de que fuera a lavarse al estanque de Siloé. Su sanidad vino por su fe y obediencia. Conocía muy poco al Señor, pero hizo lo que le dijo. Cristo siempre nos da la oportunidad de mostrar nuestra fe cuando a través de su Palabra nos dice lo que debemos hacer y esta se prueba por la obediencia. Preguntemos: ¿Cuantas veces hemos dejado escapar las bendiciones de Dios porque no obedecemos lo que dice su Palabra? Debemos estudiarla cada día más para conocer quién es nuestro Salvador, Él siempre está dispuesto a bendecirnos si tan sólo obedecemos.
Cuando curó su ceguera física, el ciego pudo descubrir el mundo que le rodeaba y a las personas que lo acompañaban. Cuando Jesús cura nuestra ceguera espiritual descubrimos quién es Él y las maravillas de su reino. Al recibir al Señor tenemos un cambio de vista, es más fácil entender lo espiritual, los pensamientos de Dios empiezan a transformar nuestra manera de pensar y a cambiar nuestra vida.
La salvación siempre trae consecuencias. Algunas personas no aceptan nuestro testimonio cuando abrimos nuestros ojos espirituales, muchos como los fariseos de ese entonces no sienten gozo por nuestra conversión, al contrario piensan que por volvernos creyentes nos pierden. Los fariseos menospreciaron a Jesús por darle la vista a un hombre ciego y dudaron del testimonio que él les daba, tanto que llamaron a sus padres para verificar si era ciego de nacimiento. Lastimosamente la incredulidad impide ver a ese Dios que está cercano.
Esto no debe ser un impedimento para continuar creciendo en nuestra vida cristiana, antes por el contrario debemos ser testimonio del amor que Jesús nos ha dado al derramar su sangre preciosa en una cruz para salvarnos y sacarnos de nuestra oscuridad. Hoy muchos caminan a nuestro lado con ceguera espiritual, somos nosotros los que debemos mostrarles la luz de Cristo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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