Jesús purifica el templo
2018-03-24
1. Oración inicial
Amado Dios, examíname y mira si en mí hay camino de perversidad, y si es necesario limpiar mi vida con látigo, hazlo Señor, quiero ser transparente para ti, para que tu morada que es mi cuerpo sea un vaso de honra y de gloria para ti, Te amo Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado”, Juan 2:13-16
3. Reflexiona
En la concepción de Dios, el templo era el lugar donde él se manifestaba a su pueblo a través del sacerdote, quien era la voz de Dios al pueblo y tenía que purificarse antes de entrar al lugar santísimo mediante el sacrificio de un animal como expiación; sin embargo, en el pasaje vemos que este lugar los judíos lo habían convertido en lugar de mercadería donde se cometían muchos ilícitos contrarios a la voluntad de Dios.
El Señor Jesús con toda autoridad y con látigo en su mano, expulsa a estos mercaderes quiénes han hecho del templo una cueva de ladrones.
Hoy, el Señor no habita en templos hechos por mano de hombre, sino en las personas de quienes han escuchado tocar a su puerta y han abierto su corazón para dejarlo entrar y gobernar su vida.
Al igual que aquel día, el Señor Jesucristo quiere echar fuera de nuestra vida las acciones indebidas, limpiar nuestra mente de pensamientos sombríos y lavar nuestro corazón de malas intenciones, por tanto permitámosle que nos purifique con su Palabra, es tiempo de renovación, tiempo de gracia que nos ha concedido nuestro gran Dios.
Hermano examina tu vida, voltea los ojos hacia adentro de tu alma y que el látigo del Señor expulse todo lo malo que haya dentro. Que nuestro cuerpo que es el templo de Dios sea Santo y puro para Él.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn