Jesús enseñó a orar. Parte 1
2015-09-01
1. Oración inicial
Padre Celestial, pedimos y no sabemos pedir, porque pedimos para nuestros propios deleites. Hoy mi oración sea para que la gloria y magnificencia tuya estén sobre este mundo tan alejado de ti. Ruego por la iglesia para que haya gran reverencia delante de tu presencia, y nuestra oración se centre en el Dios que está sentado en el trono celestial, Poderoso, Santo y Justo. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”.
3. Reflexiona
Examinemos nuestras oraciones: ¿serán únicamente por el cáncer del julano, el pulmón del sultano, la falta de trabajo del mengano, etc.? Pues con rareza o nunca pedimos por nuestra falta de reverencia y respeto a Dios, con nuestras actitudes espirituales, o por los problemas terribles que ocurren en el mundo entero.
Analizando este tipo de oraciones enseguida nos damos cuenta que en su mayoría son unidireccionales (nosotros pidiéndole a Dios, sin dejar lugar para que Dios nos hable, y que son “unitemáticas” es decir, oraciones de un mismo tema, por ejemplo, solo por los enfermos y afligidos, y no por cosas como el terrible estado espiritual en que nos encontramos. Necesitamos aprender a orar.
La oración modelo que nos dio Jesucristo contiene por lo menos once aspectos, o diferentes partes, o distintas clases de plegarias. Aquí vemos la verdad de lo que dijo Lutero: “Si hemos de hacer algo bien hecho, incluso la oración, requiere que prestemos toda nuestra atención y que hagamos uso de todos nuestros sentidos”. Veamos lo que Cristo nos enseña en el Padre Nuestro (Mateo 6:9-13):
1. “Padre nuestro” —al entender la íntima relación que tenemos con el eterno y todopoderoso Dios, podemos acercarnos a Él y hablarle con confianza. Él realmente es nuestro “Padre” y somos sus “hijos”.
2. “Que estás en los cielos” —nuestro Dios, al que oramos, está en el cielo. La tierra, por tanto, no debe ser el punto principal de interés. Al pedirle algo debemos preguntarle: ¿Qué es lo que quieres hacer?
3. “Santificado sea tu nombre” —necesitamos conocer la grandeza, pureza y absoluta santidad de Dios. Dios quiere corazones limpios.
4. “Venga tu reino” —tenemos que recordar que Él es el Rey y que debemos someternos a él en todo, siempre buscando complacerle.
5. “Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra” —pedimos que así como en el cielo siempre se hace su voluntad, que acá en el mundo reconozcamos su reinado y su gobierno.
Esta es la parte espiritual de nuestras oraciones, no se centra en nosotros sino en nuestro Padre Celestial, él ya sabe de qué tenéis necesidad, por tanto busca la gloria de Él.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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