Invitados a la cena del Señor
2018-03-29
1. Oración inicial
Señor Jesucristo, gracias te doy por hacerme partícipe de tu mesa y poder compartir el pan y el vino, que significan tu cuerpo y sangre que fueron entregados para perdonar mis pecados y hoy puedo esperar tu glorioso regreso para estar eternamente contigo. Te amo Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga”, 1 Corintios 11:23-26
3. Reflexiona
Sabemos que la Santa Cena fue instituida por el Señor Jesucristo la noche en que él fue entregado por Judas. Y estando Jesús y sus discípulos sentados a la mesa, él dijo: “¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!” (Lucas 22:15). Fue en esta fiesta de la pascua que Jesús tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, recordándoles que debían comer el pan en memoria de su cuerpo quebrantado. Después de esto, él tomó la copa, la dio a sus discípulos y les dijo que debían beber de la copa en memoria de su sangre derramada. Así se instituyó una ordenanza nueva para la iglesia.
Qué extraordinaria escena contempla nuestro entendimiento, una cena sencilla pero de significado divino. El pan es un símbolo del cuerpo de Jesús que fue molido por nosotros para perdón de nuestros pecados y la copa es un símbolo del nuevo pacto en su sangre.
Y Pablo nos dice: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno sólo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan” (1 Corintios 10:16-17), refiriéndose a la unidad que los creyentes deben tener, una misma fe, un mismo Espíritu, un solo cuerpo de adoradores en espíritu y en verdad.
Además, Pablo exhorta a vivir en santidad, apartados del mundo y del pecado, y escribe: “No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios” (1 Corintios 10:21), Así la santa cena debe tomarse con temor y reverencia, pues anunciamos “la muerte del Señor … hasta que él venga” en unidad y santidad con los que esperamos el glorioso regreso de Cristo para llevar a su pueblo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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