Injertados en el buen olivo
2017-09-24
1. Oración inicial
Soberano Dios, que bueno que soy rama del olivo silvestre, injertada en el buen olivo, en Cristo Jesús. Ayúdame Señor a permanecer en buen olivo y dar fruto abundante en la confianza que él me sustenta y me da vida, gracias Señor Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti… Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?”, Romanos 11:16-18, 24
3. Reflexiona
La lectura bíblica de hoy, en otras palabras: “Si alguien le ofrece a Dios el primer pan que hornea, en realidad le está ofreciendo toda la masa con que hizo el pan. Si a Dios se le ofrecen las raíces de un árbol, entonces también las ramas del árbol le pertenecen. Cuando Dios rechazó a algunos judíos, y a ustedes los aceptó en su lugar, ustedes llegaron a formar parte del pueblo de Dios, y así recibieron la vida eterna. Pero no vayan a creerse mejores que los judíos que fueron rechazados. Recuerden que ustedes han recibido esa vida gracias a ellos, y no ellos gracias a ustedes”.
Cuando se efectúa un injerto, comienza el proceso de unir dos plantas diferentes pero genéticamente compatibles, para que crezcan como un solo organismo. En la Biblia, encontramos el simbolismo del injerto de la rama del Olivo Silvestre, el que crece por su cuenta, sin el cuidado de nadie, y el Olivo Natural, el que es cuidado desde el principio, podado, curado y alimentado por el sembrador.
El Injertó en el árbol de Israel, cuya raíz santa es Jesús, las ramas silvestres, nacidas en otro árbol, o sea fuimos cortados de ese árbol silvestre e injertados mediante una herida en el árbol de Israel.
Corresponde no gloriarse de que una rama natural fue arrancada, sino preocupándonos en ser fructíferos, en provocar al árbol a que dé frutos abundantes.
Ahora ya somos parte viviente del árbol, somos parte viviente del Israel de Dios, somos parte del Reino de Dios. Somos mandados a ser fructíferos, pues ya se está acercando el tiempo de la siega.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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