Imitadores de Dios, parte 2
2021-04-17
1. Oración inicial
«Padre Santo, a través de tu Palabra me llamas a ser santo como tú lo eres, sé que en mis fuerzas no lo lograré por eso te pido que me permitas purificar mi alma, siendo obediente a tu verdad mediante el Espíritu Santo que me has dado. Gracias te doy porque sé que cumplirás tu propósito en mí; tu misericordia es grande y me guardarás con tu poder y mi fe en Cristo, a quien resucitaste de los muertos para que yo tuviera una esperanza viva y una herencia incorruptible en los cielos, gracias Señor. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” 1 Pedro 1:15-16
3. Reflexiona
Cuando leemos que se nos exhorta a ser imitadores de Dios como hijos amados (Efesios 5:1), podemos asombrarnos y a la vez preocuparnos por tan grande llamado, y es que nuestro Padre celestial tiene tantos atributos que podemos pensar que no acabaríamos de conocerlos e incluso imitarlos, pero el día de hoy el Señor nos tiene uno muy especial, ser santos como Él es Santo; santos en toda nuestra manera de vivir, es decir, que haya santidad en nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar. Para esto, el Señor a través de su Palabra nos enseña lo que significa ser santos en cada una de estas áreas.
Santidad en nuestra manera de pensar involucra lo que nos revela Filipenses 4:8 que dice “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Para poder pensar en esto debemos primero dejar de escuchar todo lo que sabemos que va en contra de los principios de Dios, y mejor estar atentos a oír y aprender lo que Él nos dice a través de su Palabra.
Para la santidad en nuestros sentimientos Ezequiel 36:26-27 dice “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” La obediencia es la palabra clave para que nuestros sentimientos sean puros, Dios ya cambió nuestro corazón y nos ha dado a conocer sus estatutos y preceptos para que los pongamos por obra.
Ser santos en nuestra conducta implica un fruto muy especial, Gálatas 5:22-23 dice “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” El reflejo del fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas evidencia nuestra integridad al actuar.
Hermanos, como hemos visto, en este proceso no estamos solos, Dios nos ha dado su Espíritu mediante el cual podemos, por la obediencia a su verdad, imitar a Dios en su santidad.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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