Imitad a Cristo y caminad en amor

Amado Dios, presento mi vida delante de ti como ofrenda en sacrificio vivo, dejando todo orgullo y vanidad, para poder ser imitador de tu gran amor y tu carácter manso y apacible, quiero ser grato olor en tu presencia. Te amo Señor, amén.

«Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”, Efesios 5: 1-2

Es frecuente la frase: “predica pero no aplica” y esto se hace cierto cuando no se vive la vida en Cristo, cuando no somos testigos de su amor, cuando el mal carácter de un ego embravecido se antepone a los principios. Como hijos de Dios tenemos gran responsabilidad con quienes nos rodean, pues quizás el único acercamiento que tenga una persona a Cristo sea a través de nuestro testimonio.

Sin lugar a duda, ser imitadores de Dios es un gran desafío, sobre todo cuando nuestra vida demuestra lo contrario; y no se trata de cuán perfectos somos o creemos serlo, se trata de cuán dispuestos estamos a doblegar nuestra petulancia y aprender la humildad.

Es necesario caminar en amor, dejar que Cristo ponga en nosotros la disposición de entregarnos como sacrificio vivo a Dios, identificándonos con su sacrificio en la cruz, en el cual fuimos redimidos. Este amor, en el que debemos caminar, no se motiva en los sentimientos, sino en la decisión de amar, pues por medio de ese amor es donde profesamos la presencia de Dios en nosotros, y se cumple la palabra «y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí» (Gálatas 2:20)

Podemos caminar en amor, perdonar de inmediato y amar incondicionalmente, sólo así predicaremos de Jesucristo al mundo, identificándonos como verdaderos hijos de Dios, y gozaremos de la vida de Cristo en nosotros.

El mundo hoy necesita personas que hagan la diferencia, que reflejen a Jesús en su carácter, que caminen en su amor, que busquen hacer su voluntad, que entreguen su vida como ofrenda de fragante aroma, y que celebren sacrificios de alabanza.
Hermano, seamos imitadores de Dios y amantes de los que nos rodean por encima de nuestro propio beneficio.