Humillación y exaltación de Cristo
2017-09-16
1. Oración inicial
Señor Jesucristo quiero exaltarte con todo lo que hago, y lo que soy, quiero vivir para glorificarte cada instante de mi vida, por eso ruego que tu Santo Espíritu impregne en mí tu humildad y obediencia, te amo Señor Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”, Filipenses 2:5-8
3. Reflexiona
Cuán elevada era la posición que Cristo tenía, y cuán baja la posición a la que voluntariamente llegó, pero al final el propósito del Padre fue darnos salvación y la exaltación a Cristo, pues él dejó la gloria del Cielo y descendió a esta tierra, hasta llegar al lugar de nosotros. El comprender lo que el Señor realmente hizo, se sitúa más allá del entendimiento humano.
El descendió a esta tierra con alegría, sabiendo que emprendía el camino hacia la cruz y sus palabras fueron: He aquí vengo, Dios, para hacer tu voluntad. Así que fue evidente que vino a esta tierra con alegría y vivió con ciertas limitaciones, asumidas voluntariamente por El mismo.
En todo tiempo y momento continuó siendo Dios. Y no fue menos Dios por ser un hombre, sin embargo, se despojó de los privilegios de la Deidad, pero era Dios manifestado en un cuerpo humano.
Jesús vino a este mundo como un siervo, trabajó como carpintero, como un obrero, un hombre humilde. No sólo se humilló a Sí mismo, sino que también vino a integrarse en un grupo de gente común y corriente. Él fue como uno más entre nosotros. Él fue un hombre aquí en la tierra y también Dios. Él no sólo vino aquí para redimir a la humanidad, sino para revelar al Padre ante la humanidad. ¡Cuán importante es su obra, porque nosotros ahora podemos conocer y acercarnos a Dios!
Dice la Palabra que se hizo obediente hasta la muerte, lo cual fue un evento humillante.
Dios no creó al hombre para morir. El ser humano muere a causa del pecado, a causa de su transgresión. La muerte entró en el mundo por la transgresión de Adán. Y la muerte se transmitió a todos los hombres.
El Señor Jesús vino a este mundo para morir. Él no tenía que morir pero, como dijo Pablo, Él fue obediente hasta la muerte y se entregó voluntariamente. Aunque El no tenía que morir, deseaba hacerlo, para salvarnos. Esto fue precisamente lo que Él dijo: “pongo mi vida por las ovejas”.
El fue obediente hasta la muerte, y la cruz era una muerte vergonzosa. Entonces, El vino de la gloria más elevada y llegó hasta el lugar más bajo de la humillación. El dejó toda su gloria del Cielo y descendió a esta tierra, se convirtió en un hombre y sufrió la muerte de un criminal por ti y por mí.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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