He aquí tu rey vendrá a ti
2021-03-28
1. Oración inicial
«Señor Jesucristo, gracias porque has entrado triunfante en mi corazón, has limpiado mi vida de toda iniquidad y sigues obrando con todo tu poder hasta que regreses como el Gran Rey a gobernar tu pueblo por siempre, por tanto caminaré en obediencia y santidad. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
«Cuando se acercaban a Jerusalén, […], Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? Decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. […]. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas! Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo». Marcos 11:1-11
3. Reflexiona
En un día como hoy, Jesús llega a Jerusalén seis días antes de la crucifixión, fue al templo, enseñó, sanó y echó fuera a los cambistas y comerciantes que habían hecho de la casa de su Padre, una cueva de ladrones. Además Jesús hizo pública su declaración de ser el Mesías y el Rey de Israel, tal como se había profetizado en Zacarías 9:9 «Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna».
Jesús iba en un asno, como un rey victorioso y es aclamado por el pueblo como era la costumbre, recibe la alabanza y la adoración de la gente. El colocar los mantos fue un acto de homenaje al rey. Jesús estaba declarando abiertamente a la gente que Él era su Rey y el Mesías que estaban esperando.
Lamentablemente, la alabanza que el pueblo dio a Jesús no fue porque le reconocieron como su Salvador, sino porque creían tener un libertador que se levantaría contra el poder militar y político de los romanos. Pero cuando Jesús no cumplió sus expectativas, ni lideró una rebelión contra los romanos, la muchedumbre se volvió en su contra y sus ‘hosannas’ cambiarían a gritos ante Pilato de «Crucifícalo».
La pregunta es ¿cómo aplico este hecho a mi vida de creyente? Es hora de examinar si Jesús ha hecho una entrada triunfal en mi corazón, si he tendido ante sus pies el manto del orgullo y si he doblegado todo mi ser a sus pies.
Hermano, Jesús vino a conquistar el mundo con amor, gracia, misericordia, y su propio sacrificio en favor de su pueblo. Su reino no es de ejércitos y de esplendor, sino de humildad y servicio. Él no conquista las naciones, sino los corazones y las mentes. Por tanto deja conquistar tu corazón para que reine Cristo en el trono de tu vida.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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