¿Hasta cuándo?
2017-04-27
1. Oración inicial
Oh Señor, oro para que me concedas una actitud de paz y de agradecimiento por todas las cosas que has dado, dame fortaleza, fe y un cántico de alabanza, mientras espero tus respuestas en cada situación difícil por la que estoy pasando. Aunque me sienta débil yo en ti confío. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara. Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien”. Salmo 13:1-3
3. Reflexiona
Esta es una súplica individual donde David empieza clamando a Dios y explicando su problema. Muy a menudo nuestras oraciones se identifican con esta, pedimos la intervención de nuestro Dios en nuestros asuntos, nos lamentamos por las circunstancias, pero la pregunta que deberíamos hacernos sería: ¿Estamos confiando?
¿Hasta cuándo? Esta pregunta David se la hace a Dios cuatro veces, esto indica cuan impacientes somos los humanos cuando el Señor está en silencio. Cuando el creyente sufre y parece que Dios no escucha sus oraciones, empieza a dudar, la angustia se puede apoderar de su ser y pierde la paz. Puede sentir, como el salmista, que Dios se ha olvidado de él, que está escondiendo su rostro. Ha perdido la comunión.
Esta combinación, de sufrimiento, angustia y duda causa conflictos en el alma, que se siente desamparada. Lo difícil en estos casos es que el creyente empiece a buscar ayuda en otro lado. A pesar de la debilidad de nuestra carne debemos buscar la ayuda en Dios. Recordemos cuando Jesús les pide a sus discípulos que lo acompañen a orar en el momento más crítico de su vida, cuando sabía que en pocas horas iba a ser crucificado. Marcos 14:28 “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”.
Debemos como el salmista pedir a Dios que alumbre nuestros ojos, en otras palabras que abra nuestros ojos espirituales para ver que Dios está obrando silenciosamente en nuestras vidas y dando la victoria sobre nuestras necesidades y venciendo los enemigos interiores como el temor, la duda, la incredulidad y los enemigos exteriores o los burladores que no creen en ti y que están afectando nuestra fe.
Podemos ver la fe del salmista pasando por la prueba, pero al final sigue confiando y está seguro que Dios le contestará. Nuestra fe debe tener un fundamento para que no desfallezca en los momentos difíciles y debe estar basada en el amor y la misericordia de Dios, en lo que Él es y en sus promesas.
Cuando confiamos nuevamente en el Señor, nuestro corazón se alegra y se siente el gozo que habíamos perdido. Recordemos que el Señor se mueve en medio de las alabanzas de su pueblo. Pidamos al Espíritu Santo que nuestra confianza nos lleve a alabarle aun en medio de las dificultades. Como hijos de Dios debemos entender que la verdadera alegría es tener la salvación de Dios y la seguridad de su obra en nuestra vida.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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