Hacia la santidad
2015-08-28
1. Oración inicial
Mi Dios, mi Rey, reconozco delante de ti mis imperfecciones y pecados, y hoy doblego mi cerviz delante de ti, quiero andar en el temor tuyo, caminar en santidad, vivir de manera digna del Señor, pues quiero disfrutar plenamente de la libertad y la vida abundante que Cristo me ofrece. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”
3. Reflexiona
La Biblia atribuye la santidad en grado sumo a Jehová Dios con estas palabras: “Santo, Santo, Santo es Jehová”. Los vocablos hebreo y griego para “santidad” expresan puro o limpio, apartado de la corrupción.
Sin lugar a dudas, las Escrituras revelan que Jehová desea que su pueblo sea santo: “Tienen que ser santos, porque yo soy santo” Pese a nuestra imperfección podemos vivir en santidad, aunque no lo logremos a grado sumo. Dios nos considerará santos si lo adoramos con pureza de corazón y mantenemos una estrecha relación con él.
Pero, ¿cómo permanecer santos en un mundo perverso? ¿Qué prácticas debemos evitar? ¿Y qué cambios en nuestra conducta y modo de hablar quizás tengamos que hacer?
“El Camino de la Santidad” está abierto para todos los que deseen “presentar sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios” El apóstol Pablo escribió: “Las obras de la carne son manifiestas, y son: fornicación, inmundicia, conducta relajada” (Gálatas. 5:19).
Llevar una vida de “santidad en el temor de Dios” es una bendición, y está en obedecer su Palabra. Mantener una conducta santa a la vista de Jehová es sin duda el mejor modo de vida.
Pablo que conocía muy bien la cultura liberal de la ciudad tan corrompida, Corinto, les alienta a volver a la fuente. Al igual, hoy acomodamos las reglas de conducta a nuestro mejor saber y entender. Dios es bien claro en el requisito que nos pone para nuestra vida cotidiana. Debemos perfeccionarnos en la santidad. Y para hacerlo debemos tener temor de Dios. ¿Pecarías como lo hiciste ayer si Dios estuviera al lado tuyo? Recuerda, Dios siempre te está mirando está grabando tu vida. Pecar deliberadamente es un signo de la falta de temor de Dios.
Por tanto, vayamos por la calzada de la santidad hasta llegar a la plenitud de la estatura de Cristo. ¡Esto es un gran desafío!
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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