Guiando a otros hacia Cristo. Parte 2
2021-08-14
1. Oración inicial
«Señor, enséñame a ser sensible a la voz de tu Santo Espíritu, quiero dejarme usar por ti. Ayúdame a comprender que soy un enviado tuyo para guiar a otros que están en oscuridad espiritual. Así como este funcionario etíope que evangelizó Felipe, hay muchos perdidos en el desierto de la ignorancia esperando que alguien les enseñe y los guíe hacia Cristo y su Palabra, capacítame para poder hacerlo. En el nombre de Jesús, Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él”. Hechos 8:26-31
3. Reflexiona
Encontramos a Felipe en medio de un avivamiento del Espíritu Santo en la ciudad de Samaria, realizando sanidades, liberaciones de demonios y muchas conversiones. Los apóstoles habían enviado a Pedro y a Juan para verificar qué era lo que estaba sucediendo. Dice Hechos 8:14 “Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan”. Estos estaban sorprendidos de que los samaritanos recibieron también el don del Espíritu Santo y testificaron un tiempo en ese lugar como lo registra Hechos 8:25 “Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio”.
Felipe era sensible a la voz del Espíritu Santo, que en ese momento lo envió hacia el sur, al desierto, para llevar las buenas nuevas a una sola persona; dejó las multitudes para ocuparse de un alma. Qué maravilloso saber que el Señor se interesa por una persona que transita por un desierto espiritual, que está en oscuridad pero está inquieto buscando su Palabra para hallar una respuesta. El Señor buscó a un extranjero que quería adorarlo, un etíope, eunuco que manejaba las finanzas de Cadance reina de Etiopía; lo estaba observando y vio su necesidad espiritual. Esto confirma una vez más que el evangelio es para todos y que Dios le está dando la oportunidad a la humanidad. Hay que destacar aquí nuevamente la disposición de Felipe para obedecer al Señor, quien quería servir donde el Espíritu lo guiara.
Se dice que el eunuco venía leyendo el libro de Isaías en voz alta; cuántas veces necesitamos disponernos para escuchar la Palabra de Dios en voz alta y que el Señor nos de fe, “Porque la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17), y qué humildad la de este hombre que reconoce la necesidad de ser enseñado en la Palabra. Por eso, cuando responde a la pregunta que Felipe le hace “¿Entiendes lo que lees?”, él le dice”¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?”.
Todos necesitamos la ayuda de otros y la iluminación del Espíritu Santo para entender la Palabra de Dios, por eso es importante recibir la guía de las personas crecidas espiritualmente como los pastores y los líderes, que conocen más las Escrituras y pueden enseñarnos; y con la ayuda de su Espíritu, Dios nos dará la luz que necesitamos para comprenderlas.
Pidamos al Señor que podamos seguir el ejemplo de Felipe, y dispongámonos para que su Espíritu Santo nos lleve hacia aquellas personas que están en ignorancia espiritual, y así iluminarlos con la luz del evangelio.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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