Gratis

Padre, gracias por tu amor, por el sacrifico en la cruz, que me liberó del pecado y de la muerte, quiero que tu Palabra sea mi alimento y mi vida.

“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.”
Isaías 55:1-2

Imaginémonos que vamos a nuestro almacén favorito, donde es sumamente costoso todo aquello que nos gusta y deseamos tener, además si llevamos alguna prenda, no nos alcanzaría para llevar otra; sin embargo, de repente en la entrada hay un letrero que dice “Todo lo que tomes es gratis” ¿Qué haríamos?, primero confirmaríamos la veracidad del aviso, luego con algún temor tomaríamos tal vez una prenda, pero el mismo administrador nos dice que podemos llevar todo lo que queramos, que hay suficiente, pero ésta promoción esta vigente sólo hasta media noche. No descansaríamos en tomar todo aquello que nos gusta.

Jesús en la cruz pagó el precio por nuestros pecados; resultado de su sacrificio fue nuestra libertad y el acceso a tener una relación íntima de amor con Dios.
Por lo tanto, tenemos gratuitamente la oportunidad de recibir este regalo inmerecido, como dice 2 Pedro 1:3: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”, es decir, todas sus bendiciones no sólo algunas, toda su protección no sólo parte, todo su amor no sólo un poquito.

Vayamos a la cruz y recibamos gratuitamente el perdón de todos nuestros pecados, su salvación completa pues el mismo Jesús declaró “consumado es”, es decir, la deuda por nuestro pecado está completamente saldada, y tomemos la vida abundante que Jesús pagó ya, con su preciosa sangre en la cruz.