Fortalecidos en Dios
2017-03-12
1. Oración inicial
Padre Eterno, Bueno y Bondadoso, que mis dificultades y mis faltantes me acerquen más a ti, sé que en cada circunstancia difícil hay un propósito para mi vida. Padre te ruego en el nombre del Señor Jesucristo que los problemas no nublen mi visón, quiero poner siempre mis ojos en ti pase lo que pase y hacer tu santa y perfecta voluntad. En ti se regocija mi alma, mi Buen Señor. Amén
2. Lee la palabra de Dios
Filipenses 1:12-14 «Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor».
«Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!», Filipenses 4:4
3. Reflexiona
Pablo estaba encarcelado por servir al Señor y estaba preso en Roma al escribir esta carta, no estaba allí por ningún delito, quizá algunos hermanos estaban desanimados por esto, pero Pablo plantea que esto ha redundado en bendición, estaba evangelizando a los soldados romanos y los hermanos afuera estaban predicando sin temor.
Con esto vemos claramente que los problemas son oportunidades donde Dios quiere mostrar su gloria. Dios quiere enseñarnos en todas las situaciones de nuestra vida, sean buenas o sean malas; a veces los problemas nos enceguecen y dejamos que éstos aflijan nuestro corazón y nos cuesta acercarnos a Dios Todopoderoso. En éste caso la dificultad de Pablo era la cárcel, pero en nuestro caso, pueden ser los hijos que se han vuelto un conflicto, las finanzas se han deteriorado, el matrimonio se ha roto, el liderazgo se ha perdido, en fin muchas más situaciones adversas.
La Biblia nos enseña que el gozo del creyente no debe estar sujeto a las circunstancias, sino a Dios mismo. Pablo está animando a la iglesia desde la cárcel y dice “regocijaos en el Señor, siempre”.
Independientemente de las circunstancias tu gozo está en el Señor, y esto hace que enfrentes con altura tus dificultades. Pablo no se lamenta, ni tiene lastima de sí mismo.
Los problemas que no sometemos a Dios nos perturban y fácilmente lastimamos a las personas, y permitimos aún la amargura en el corazón. Es estos momentos es cuando debemos doblar nuestras rodillas en oración y adoración y nos levantaremos con el gozo del Señor.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn