Fe verdadera. Parte 1
2017-08-14
1. Oración inicial
Gracias Señor, porque me permites acercarme a ti por medio de Jesús, y tengo una relación viva, guíame a conocerte cada día más, a andar contigo y a obedecerte. Amén
2. Lee la palabra de Dios
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.” Hebreos 11:1-8
3. Reflexiona
La fe que debemos de poner en práctica es la fe Bíblica, es una fe activa, de testimonio. Una fe que es certeza de lo que se espera, pero eso que se espera no se ve, teniendo la convicción de que se cumplirá; una verdadera fe que se acerca a Dios por medio de la sangre de Cristo y no por medio del fruto del esfuerzo humano, ya que por obras nadie es justificado (Efesios 2:9). Por la verdadera fe que profesamos, tenemos la esperanza real de ser arrebatados para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. La verdadera fe da testimonio agradando a Dios en todo lo que pensamos y hacemos, porque nuestro Galardonador se agrada cuando lo buscamos y nos preparamos para hacer su voluntad, obedeciendo su Palabra por amor. La verdadera fe espera en lo que no se ve, en las promesas de Dios; por ejemplo: cuando estamos sin fuerzas acudimos a su Palabra en Isaías 40:29 que dice: “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.,” creyendo en su fidelidad, aunque no miremos la solución, seguimos creyendo, no tiramos la toalla, ni bajamos los brazos, sólo colocamos la mirada en lo celestial, esperamos con la certeza de que su promesa es cierta, más real que la situación temporal por la que estamos pasando.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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