Fe en el ahora

«Amado Dios, quiero agradarte con mi fe, creo en ti y en tu preciosa Palabra, sé que estás a mi lado ayudándome a sortear las dificultades que se me presentan. Hoy más que nunca mi alma anhela tu presencia, conoces el deseo de mi corazón y el anhelo de que muchos te conozcan, revélate a sus corazones por medio de tu Palabra. Amén»

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Hebreos 11:6

En estos tiempos que estamos viviendo, pasaremos por muchas tormentas y batallas, durante el camino, por causa de nuestra creencia en Jesús. Es el tiempo de apostasía y frialdad hacia Dios, donde muchos están negando su fe y a nosotros nos corresponde estar al frente de la batalla espiritual. La pregunta es: ¿Tenemos fe para el ahora? ¿Podemos confiar en que, en medio de las dificultades, Dios hará milagros? La fe en “el ahora” se encuentra en nuestro día a día, cuando vemos todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor y en especial con esta pandemia que tiene el mundo en caos. Sólo Dios puede darnos respuestas en medio de estos tiempos difíciles cuando sigamos buscándole, creyéndole y teniendo fe.
Como alguien decía: “la fe no es un puente que se eleva sobre las aguas turbulentas sino un paso a través de ellas”. Para que encontremos ese paso debemos perseverar en la oración, la alabanza y descubriendo los propósitos de Dios en su Palabra.
Recordemos que no generamos fe por nuestros buenos pensamientos, sino mediante la revelación de la Palabra de Dios, por eso debemos meditarla todos los días. Sigamos el consejo que se le dio a Josué en Josué 1:8 “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”. Pidamos a Dios que en la medida que escudriñemos las escrituras, aumente nuestra fe para prevalecer en medio de los problemas, y que nuestra fe sea agradarle a Él, porque confiamos plenamente en sus promesas. Alcancemos a Dios con nuestra fe. Sólo una fe firme puede ver lo invisible.