Fe como una semilla de mostaza

Padre Bueno, glorifico tu santo nombre y te alabaré eternamente y para siempre. Ahora permite que mi vida pueda vivirla con la fe en el Señor Jesucristo, esa fe que viene por el oír tu Palabra y que derriba montañas. Te amo Señor, Amén.

“Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?
Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. «, Mateo 17:18-20

Los discípulos no pudieron hacer lo que antes ya habían hecho, echar demonios, y acudieron a Jesús. De igual manera nos ha acontecido a nosotros, después de intentar una y otra vez, de buscar soluciones a los problemas, de hablar con todos los que podamos, de preocuparnos, angustiarnos y llorar, finalmente nos damos cuenta que el único camino y nuestra única solución es Jesús. ¿Cuánto tenemos que recorrer para darnos cuenta que necesitamos de Cristo? ¿Cuántas veces tenemos que echar a perder algo para entender que no es lo correcto? ¿Cuántos divorcios para incluir a Dios en el matrimonio? ¿Cuántas bancarrotas para incluirlo en las finanzas? ¿Cuántas úlceras y gastritis para dejarlo que nos llene de su paz?

La respuesta es creer en el Señor y su poder. Si bien en Romanos 12 nos dice que Dios entregó a cada uno su medida de Fe, Jesús no nos está diciendo que la fe tiene tamaños o grados. Jesús está tratando de abrir nuestros ojos al utilizar un granito de mostaza. Nos está diciendo: no se trata de tener mucha o poca, se trata de tener fe. El grano es diminuto pero muy significativo, pues cómo se podría con tan poca fe hacer algo tan grande como mover montañas. Jesús nos está diciendo que con la fe del tamaño de un grano de mostaza podemos hacer prodigios. No necesitamos mucha fe para seguir adelante, tampoco pensemos que tenemos poca fe porque no vemos resultados.

Ahora, ¿Cómo desarrollamos nuestra fe? “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” Romanos 10:17.