Éxtasis
2021-07-24
1. Oración inicial
«Papito Dios, un momento en tu presencia no se compara con ningún placer que me ofrezca el mundo; te doy gracias por enviar a tu Espíritu a morar en mí y hablarme a través de Él, enseñarme, guiarme y ayudarme día a día en cada aspecto de mi vida. Te pido que cada vez sean más los momentos en que tu Espíritu se una con el mío y así seas glorificado a través de mí. En Cristo Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.” Hechos 22:17-18
3. Reflexiona
Cuando hablamos de éxtasis, estamos básicamente refiriéndonos a un estado de asombro muy agradable, en el cual nos sumergimos de tal manera que no hay espacio ni tiempo para pensar en otra cosa.
El mundo tiene su manera de ofrecer este éxtasis a través de diferentes recursos, los principales son el sexo fuera del matrimonio incitado por la pornografía, el alcohol y las drogas alucinógenas. Productos o sustancias altamente nocivas para la salud y que se pueden convertir en una adicción, hasta el punto de llevar a la persona a que no le preocupe su integridad física y emocional, pues dice Proverbios 23:35 poniendo como ejemplo el exceso de vino “Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar.” Es evidentemente un perjuicio para nuestra vida.
Por otro lado, la Biblia también describe un tipo de éxtasis, lo podemos llamar como el éxtasis cristiano, pues tiene que ver con el pleno deleite que podemos encontrar en la presencia de Dios, ese momento donde estamos a solas con nuestro Padre y no hay espacio ni tiempo para nada más, pues es un momento tan especial y único que no queremos que nadie lo interrumpa. La diferencia entre este éxtasis y el que ofrece el mundo, es el resultado o las consecuencias de llegar hasta este punto. En el éxtasis cristiano lo que obtenemos es alimento para nuestra alma y espíritu, un conjunto de virtudes que dan sentido, propósito y estabilidad a nuestra vida y que cuidan, preservan y mejoran nuestra integridad física, emocional y espiritual. La comunión íntima con Dios nos llena del fruto de su Espíritu, amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio (Gálatas 5: 22-23).
En el caso del apóstol Pablo, como leíamos en la lectura bíblica de hoy, su resultado fue recibir una instrucción clara para que no fuera a cierto lugar y su vida no se pusiera en riesgo. En otro pasaje del libro de Hechos se relata el momento en el que el apóstol Pedro se encontraba orando y le sobrevino una visión para indicarle una misión que el Señor Jesús le estaba encomendando con un centurión llamado Cornelio (Hechos 10:9:20).
En muchas ocasiones, a nosotros también nos pueden sobrevenir éxtasis que nos indiquen o nos den respuesta a alguna petición que le hayamos hecho a Dios; por lo general, en momentos de lectura bíblica, oración, adoración y deleite en la presencia de Dios, Él a través de su Santo Espíritu nos indica el tema que quiere enseñar en la iglesia, la reflexión, predicación o mensaje que quiere dar a sus hijos; también, decisiones de nuestra vida cotidiana, por ejemplo si debemos ir o no a un lugar, aceptar o no una propuesta, relacionarnos o no con otras personas, y todas aquellas actividades en las que le pidamos ayuda, dirección, sabiduría y revelación.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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