Esperanza no defraudada
2023-12-15
1. Oración inicial
«Señor Jesús gracias porque en ti he encontrado mucho más de lo que buscaba, gracias porque ahora tú eres quien le das sentido a mi vida, gracias porque tú me has salvado y me has llenado de tu amor. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.” Marcos 5:25-29
3. Reflexiona
No hace falta aclarar que la esperanza que tenía esta mujer mencionada en Marcos 5:25-29 era encontrar sanidad, pues el hecho de ser librada de aquél azote no solo tendría repercusiones físicas sino también emocionales, ya que sería reincorporada a la sociedad, porque recordemos que de acuerdo a la ley habían normas estrictas establecidas en Levíticos que no permitían que mujeres con flujo de sangre pudieran tocar a otros (Levíticos 15:19-33).
Físicamente ¿cómo le podría afectar esta situación?, imagina esta persona que perdía cada día sangre, cuan cansada se tendría que sentir, ¿cómo hacía para caminar, para conseguir de comer?, difícil situación, ahora emocionalmente ¿cómo le afectaría esto? Mucho, pues cuánto le costaría tener esposo, amistades, hijos, ¿cuán golpeada podría estar su autoestima?, así que podemos entender su desespero por hallar una solución, al punto de gastar todo lo que tenía creyendo que con aquellos médicos lo lograría, más esto no fue así.
Pero al depositar su fe en la persona correcta, Jesucristo, su esperanza cobra un verdadero sentido, pues antes buscaba solamente una curación de su enfermedad (algo que le podían ofrecer los médicos), pero al conocer a Jesús, se genera en ella una esperanza mayor: la salvación. “Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.” Marcos 5:28
Entonces al tener su fe puesta en Jesús, su esperanza no fue defraudada, pues obtuvo sanidad física: “Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.” Marcos 5:29, y mejor que eso encontró salvación: “Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva;” Marcos 5:34a y además halló sanidad emocional: “vé en paz,” Marcos 5:34b. Por eso estemos seguros que si llegamos a Jesús creyéndole a Él, nuestra esperanza nunca será defraudada, y al igual que aquella mujer encontraremos mucho más de lo que esperamos.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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