Esperando y confiando en Dios como un niño

Señor como un niño he aquietado mi alma, confiada está completamente en ti, en medio de mis aflicción deposito en ti toda mi esperanza, se que me levantarás y me llevarás en tus brazos como un niño

«Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; Ni anduve en grandezas, Ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma Como un niño destetado de su madre; Como un niño destetado está mi alma. Espera, oh Israel, en Jehová, Desde ahora y para siempre.», Salmo 131

Es impresionante como un niño capta algunas cosas, que para los adultos son insensibles. El confía con todo su corazón en sus padres, el niño es dependiente totalmente del amor de sus padres y hace las cosas con toda sinceridad.
Así debemos nosotros buscar y esperar a Dios, como niños, buscarlo de todo corazón, esperarlo como cuando esperábamos a nuestra mamá que llegará, estábamos en la puerta pendientes de que ella nos abrazará y nos diera una galleta.
También creíamos todo lo que nos decían nuestros padres, porque no teníamos preconceptos, nuestra menta estaba abierta a aceptar y aprender todo lo que nos enseñaran; sin embargo el mundo, no nos enseñó la verdad si no la mentira y el volverse adulto, según el mundo actual, es volverse lleno de rituales, de orgullo, de vanagloria, de falsas entretenciones y bisuterías.
En Dios si podemos confiar plenamente porque los que nos dice y nos enseña, nos da vida eterna, nos permite vivir día a día en bendición. Renovemos nuestro entendimiento y busquemos a Dios como niños, como Jesús, nuestro rey, declara en Mateo 19:14 “Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.” Por tanto que debemos buscar y confiar en Dios como niños, sin orgullo, con total ansia, con total dependencia de El y total obediencia a su palabra.