Escudo y adarga es su verdad
2022-01-05
1. Oración inicial
«Señor, que tu Palabra que es más cortante que espada de doble filo, penetre hasta lo más profundo de mi alma y espíritu y derribe todo aquello que no está de acuerdo con tu verdad; sé tú quitando toda mentira del enemigo y afirmando mis pensamientos y mi corazón en lo que tú dices. Afírmame en tu viva y poderosa palabra, para que por medio de su eficacia en mi vida los demás también crean. En Cristo Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad.” Salmos 91:4
3. Reflexiona
¿Hemos meditado en lo que significa «escudo y adarga es su verdad»? Pues esta palabra lo que nos está revelando, como en otros versículos de la Biblia, es la inigualable protección que es para nosotros la palabra de Dios, ya que esta actúa no solo como los grandes escudos protectores, gruesos y de metal que usaban los soldados ante las flechas disparadas desde grandes distancias, sino también como adarga, que es otra especie de escudo ligero y de cuero usado antiguamente para protegerse de las armas de corto alcance.
Es sorprendente cómo la Biblia compara la verdad de Dios con este elemento usado para la protección defensiva de los soldados. Imaginemos lo efectiva y poderosa que es la palabra de Dios ante cualquier circunstancia de la vida, si nosotros le prestamos atención a lo demás que dice el Salmo correspondiente a nuestro versículo de hoy; podemos notar que es nuestra mejor defensa ante pestes, plagas, mortandades, el enemigo, terrores nocturnos y flechas diurnas, es decir, todo aquello que nos quiere atacar y hacer mal.
Pero hay algo muy especial que debemos observar y es que esta protección se hace efectiva solo para aquellas personas que se disponen a habitar bajo el abrigo del Altísimo, para los que decidimos confiar en Dios, poner en Él nuestra esperanza y declararlo nuestro castillo (Salmos 91:1-4).
Así que, el llamado es a que confiemos, porque si no creemos que tenemos un Dios que existe y que recompensa a los que lo buscan, es decir si no ponemos nuestra fe en Él, esas verdades tan maravillosas y poderosas no se harán realidad en nuestra vida; tenemos, como dice su palabra, preciosas y grandísimas promesas, para que por medio de ellas lleguemos a ser participantes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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