Escojamos la buena parte
2015-11-22
1. Oración inicial
Amado Jesús. Quiero entrar a tu presencia y sentarme a tus pies para escuchar tu Palabra, que nunca los afanes de este siglo me roben el tiempo contigo, para que tu Palabra produzca el fruto que quieres en mi corazón. Es la parte que nunca me será quitada. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada».
«pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa».
3. Reflexiona
Cuando nos disponemos a sentarnos a los pies de Cristo, esto significa entrar en su presencia para recibir su Palabra y su dirección. En este pasaje se muestran dos actitudes, la primera es la de Martha, quería servir al Señor, pero su corazón estaba afanado y turbado con muchas cosas. Esto le puede pasar a muchos cristianos, se vuelven personas muy activas y ocupadas con la obra de Dios, pero no tienen tiempo para escuchar a Dios, “el dueño de la obra”. Solo oyen la voz de su afán, preocupación y cansancio, barreras que impiden estar bien con Dios. Permiten que el enemigo les robe la buena parte.
La actividad mundanal también es una trampa para nosotros, cuando nos impide sacar tiempo para estar en la compañía de nuestro Dios. Si contáramos el tiempo que desperdiciamos en cosas que no son trascendentales, no tendríamos excusas para llegar a su presencia.
La segunda actitud, es la de María, según lo que dijo Jesús, había escogido la buena parte, la que no le será quitada, la mejor. Una cosa era necesaria y ella lo hizo, se rindió a la dirección de Cristo. Entregó todo de sí, su tiempo, sus cargas, sus afanes, en su presencia y disfrutó de Él. Muy claro es cuando en Isaías 30:15 el Señor dice: “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis”. Depende de nosotros si queremos estar en su presencia y descansar en Él o si seguimos turbados y afanados Con muchas cosas.
Recordemos que nada debe separarnos de Cristo. Por eso procuremos con diligencia la única cosa necesaria, disfrutar de su presencia y amor, nadie nos puede quitar esto.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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