Es necesario que Jesús lave nuestros pies
2025-04-16

1. Oración inicial
«Padre, quiero entrar a tu presencia con acción de gracias por haberme lavado y limpiado de mis pecados cuando creí en Jesús por la Palabra que me fue predicada, también te doy muchísimas gracias por la gracia que me llama a dejarme lavar mis pies diariamente; te pido que tu fidelidad y justicia me lleve a acercarme cada día a tu presencia para confesar mis pecados y así estar totalmente limpio para entrar en comunión e intimidad contigo, por Jesucristo, tu amado Hijo, amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.” Juan 13:3-11

3. Reflexiona
El Señor Jesús dijo “El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.” Y aquellos que pueden decir que están limpios son cada uno de los que, creyendo en la buena noticia de salvación proclamada en su Palabra, hemos recibido a Jesús como el Señor y salvador de nuestra vida, “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:8-9). Resumidamente lo dice el Señor en Juan 15:3 así “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.”
Ahora bien, estando nosotros lavados, dice el Señor que, solo necesitamos lavarnos los pies, es decir, permitir que el Señor y Maestro lave nuestros pies, así al igual que Pedro, nos parezca indebido o escandaloso. Y este acto en nuestro presente, es decir, estando ya Jesucristo glorificado, consiste esencialmente en que no neguemos que hemos ensuciado nuestros pies, esto es, no neguemos que hemos pecado, sino que, como dice 1 Juan 1:9, confesemos nuestros pecados delante de Dios, pues Él será fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de nuestra maldad por la sangre derramada de su Hijo Jesucristo en la cruz (1 Juan 1:7).
Hermanos, Jesús con su obra en la cruz, ha garantizado el lavamiento de nuestros pies las veces que nos sea necesario, pues su sacrificio fue hecho una vez para siempre (Hebreos 7:25-27); de modo que, si de manera espiritual nos pasa como nos sucede físicamente que, saliendo a caminar cada día, ensuciamos nuestros pies, por más escandaloso que nos parezca, no nos opongamos a la gracia del Señor Jesús que quiere lavarnos los pies, puesto que es la voluntad de Dios que, confesando nuestros pecados entremos en comunión con Él (Juan 13:8).

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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