¿En qué ocupo mi tiempo?

Señor, toma mis pensamientos, los llevo a la cruz, te entrego mi tiempo; mi trabajo y mi diario vivir sean para agradarte a ti. Amén.

«Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.»
Romanos 8:6-8.

Ocuparse de la carne significa estar constantemente ocupando mi tiempo en cosas vanas y superficiales, en satisfacer deseos egoístas, en la ambición de cosas materiales, en buscar placeres sexuales ilícitos como la pornografía tan común hoy en día en redes sociales. Tales cosas tienen consecuencias directas y fatales para nuestra vida. En qué ocupo mi mente, determinará que naturaleza predomina en mi forma de actuar; ¿qué alimento más, mis deseos carnales, o mi espíritu? Si mi vida está guiada por tales deseos, no agradaré a Dios, viviré atado, lleno de temor y sin propósito. Pero si mis pensamientos, mi tiempo y mis fuerzas las uso continuamente en buscar a Dios, los frutos que recojo son de justicia, amor y paz.