En memoria de mí. ¡TERCERA RESTAURACIÓN!

«Espíritu Santo obra en mí y llévame a vivir conforme a la verdad de la Palabra, ya no quiero recordar mi pasado con dolor, sino que quiero aprender a traer a mi memoria toda la obra tan extraordinaria que Jesús ha hecho en mí, amén.»

“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” Romanos 8:18

Los once discípulos también experimentaron la restauración del Señor, pues su recuerdo de la muerte de Jesús fue transformado en gozo cuando volvieron a ver al Señor resucitado; y es que al ver la marca en sus manos y en sus pies solo producía una emoción de victoria, pues Jesús había vencido a la muerte. Pero este no fue el único momento en el que Jesús se les apareció, pues recuerda que también lo hizo: camino a Emaús (Lucas 24:30-31), junto al mar de Tiberias (Juan 21:1-14) y cuando estaban reunidos por miedo de los judíos en algún lugar de Jerusalén (Juan 20:19-20). Lo interesante de estos 3 pasajes es que en todos ellos Jesús vuelve a celebrar con ellos una cena, donde comparte el pan; y dirás: ¿casualidad?, claro que no, con esto lo que Jesús estaba sembrando en sus memorias era que cada vez que recordaran o vieran un pan y un vino ya no trajeran a su memoria recuerdos tristes, sino de gozo, pues vieron a su Señor resucitado. Es por esto que cada vez que celebramos la cena del Señor predicamos sobre la muerte de Lázaro o la vida del ciego de nacimiento; no lo hacemos con tristeza, sino con alegría, pues recordamos lo que hizo Jesús.
La sanidad y restauración que EXPERIMENTARON todas estas personas: los discípulos, Marta, María, Lázaro, el ciego de nacimiento, tratados en devocionales anteriores, la vivenciaron a raíz de la fe, de creer en la palabra de Jesús. Claramente nosotros también la experimentaremos de la misma manera, por fe, y es que debería ser una realidad desde el mismo momento en el que recibimos a Jesús en nuestro corazón, sin embargo, no hemos vivido conforme a ella porque no hemos creído que esta sanidad y restauración ya se nos entregó; pues recordemos que es por medio de la fe que el Espíritu Santo actúa en la vida del creyente para que podamos experimentar de manera real toda esta verdad revelada en las Escrituras.
Hermanos, por eso cada vez que recordemos o quieran venir a nuestra memoria aquellas experiencias difíciles tengamos presente que ya no deben causar dolor en nosotros o tristeza, sino gratitud, pues ahora debemos hablar ya no en memoria del dolor, sino en memoria de lo que hizo Jesús en nuestras vidas.