En memoria de mí. ¡SEGUNDA VERDAD!
2023-11-12
1. Oración inicial
«Señor, te doy gracias porque tu palabra se ha cumplido y se seguirá cumpliendo en mi vida y en todo aquel que crea en ti. He conocido tu verdad y he experimentado la libertad que solo Tú puedes dar, qué bendición es tenerla y disfrutar de ella en todo tiempo.»
2. Lee la palabra de Dios
“Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Juan 11:21.
“Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”. Juan 1:48.
3. Reflexiona
Otra mentira que solemos pensar es: ¿Dónde estuvo Dios?, ¿por qué no estuvo ahí?, porque si hubiera estado allí no me habría pasado eso; observa cómo este tipo de pensamientos producen en nosotros emociones equivocadas de tristeza, abandono, desesperanza y desconfianza hacia el carácter de Dios, el problema de dejarlos albergar en nuestra memoria es que cada vez que se recuerden estas mentiras dolerán, se sentirán como si fueran ciertas, cuando no es así.
Por eso debemos contrarrestar estas mentiras con la verdad, pues recordemos que uno de los atributos de Dios es: la Omnipresencia (está en todas partes) y lo confirma el Salmo 139:7-8; y aunque es claro que Jesús no estaba corpóreamente en Betania con Marta y María (retomando nuestro ejemplo del devocional anterior), sí estaba en el Espíritu con ellas. Dios no solo ha estado ahora que le conocemos, sino todo el tiempo, incluso cuando ni siquiera sabíamos que existía o cuando no le podíamos experimentar, pues antes estábamos alejados de Él a causa de nuestra deuda por el pecado, sin embargo, siempre estuvo presente, buscándonos para tener una relación personal de amor con cada uno de nosotros, pero para poder hacerlo teníamos que creer en la obra de su Hijo Jesucristo y arrepentirnos de nuestros pecados, pero Dios siempre estuvo ahí, como lo podemos ver en el ejemplo de Natanael, quien hasta ese momento no conocía al Señor, pero Jesús le revela que antes de que Felipe lo llevara hacia Él, Él ya le había visto desde antes (Juan 1:48), y esto mismo nos quiere recordar.
El conocer esta segunda verdad fue demasiado sanador para mí, pues en mi niñez experimenté un abuso y una de las cosas que más me dolía era el hecho de haberme sentido sola, desprotegida, no solo por mis familiares (quienes no supieron darle manejo a esa situación) sino por Dios, y ese era mi mayor dolor, pensar que ni siquiera Dios había estado ahí; hasta hace un mes este era mi pensamiento y cada vez que venía a mi memoria causaba un gran dolor, pero ¡gloria a Dios por Su palabra! Porque al conocer esta VERDAD fue liberador. Dios no se ha quedado mirando tu situación sin hacer nada, Él pagó todo el precio (ya seas víctima o victimario) y ahora está disponible su paz y sanidad para todo aquel que quiera recibirla.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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