En los zapatos del prójimo
2017-11-13
1. Oración inicial
Gracias Señor Jesús, porque te hiciste hombre y moriste en la cruz por mis pecados, así mismo guíame a tener compasión y dar la mano a quien lo necesita, llevando tu mensaje de amor y perdón. Amén
2. Lee la palabra de Dios
“Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.” Romanos 12:15
3. Reflexiona
En el evangelio de Juan observamos cómo el Señor Jesús reacciona frente a la situación de la muerte de Lázaro: “Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió,” (Juan 11:33), y en el versículo 35 dice “Jesús lloró”.
Vemos cómo el Señor Jesús se conmueve frente al dolor ajeno, frente a la necesidad y cómo también le duele que teniendo un Dios poderoso y eterno, no confiemos en Él, pues en el versículo 40 “Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”, así mismo frente a Jerusalén el Señor Jesús llora al ver que la ciudad va a ser castigada por rechazarlo (Lucas 19:41-45).
Jesús entonces, es nuestro sumo sacerdote que se compadece de nuestras debilidades (Hebreos 4:15), pero quiere que salgamos del pecado y de toda mentira que nos hace sufrir, que si hemos de sufrir sea por causa de Él, porque si somos perseguidos, vituperados o si dicen toda clase de mal contra nosotros, mintiendo, entonces somos bienaventurados (Mateo 5:11-12).
Así mismo como Jesús, nosotros debemos identificarnos con el dolor ajeno, no para dejarnos afectar por él, sino para ser sensibles y poder entender la situación del prójimo.
Muchas veces criticamos o juzgamos la situación de pecado de un hermano o del prójimo, pero no entendemos que nuestra función no es ser jueces sino mensajeros del amor y perdón de Dios por medio de Jesucristo.
El gozar con los que gozan y llorar con los que lloran, no es más que identificarnos con el dolor y la dificultad del otro, colocándonos en sus zapatos, no para caer en lo mismo o para auspiciar el pecado o el mal, sino para tenderle la mano de la verdad y la misericordia que ofrece el evangelio de Jesucristo. ¿Cómo ayudar a alguien si primero no nos acercamos a él ? El Señor Jesús se hizo como uno de nosotros siendo Dios, se colocó en nuestros zapatos, sin pecado, para luego darnos el perdón, la libertad y la vida eterna.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn